Según el protocolo de fusión, Manuel Azuaga será presidente no ejecutivo y Manuel Menéndez, CEO, previa evaluación por parte del banco. Además, que sea CEO no implica tener plenos poderes en la entidad
Las negociaciones para la fusión entre Unicaja y Liberbank continúan su curso y lo hacen sin grandes sobresaltos, es decir, según lo previsto. No hay discrepancias serias ni puntos de fricción reseñables. ¿Está todo cerrado? No, pero sí se mantienen las líneas maestras que están guiando a ambas entidaes.
En primer lugar, que Manuel Azuaga será presidente ‘ejecutivo’ y, cuidado, no necesariamente siguiendo el modelo Herrhausen como sí han hecho Caixabank y Bankia, aunque actualizado al momento actual. Ya saben: el presidente se queda con el abogado, el periodista y las RRPP, mientras que el CEO asume todo lo demás.
Azuaga podría apuntar a una Presidencia más plena, aunque recuerden, tiene 73 años frente a los 61 de Manuel Menéndez, que ejercerá de consejero delegado. En principio, además, no está pactado ningún límite de edad, por lo que Azuaga podría permanecer en el cargo todo el tiempo que quisiera o, si lo prefieren, hasta que se lo permitiera el Consejo de Administración… presidido por él.
Ahora bien, conviene tener en cuenta que el BCE considera los 75 como límite para un presidente, y más aún si es ejecutivo. Recuerden el caso del expresidente del BBVA, Francisco González (FG), que finalmente cedió el testigo en diciembre de 2018 -se hizo efectivo el 1 de enero de 2019-, diez meses antes de cumplir los 75, forzado por el caso Villarejo. Si no, se hubiera quedado, seguramente, hasta la junta de accionistas de 2020.
En cualquier caso, lo cierto es que las conversaciones entre Unicaja y Liberbank van por buen camino. La entidad malagueña se ha dejado querer -fue Liberbank quien acudió a ella por segunda vez- y ahora ha impuesto su análisis primero, esto es, una ecuación de canje de 60–40 (59,5-40,5). Está muy lejos de las pretensiones iniciales de Liberbank, que en el primer acercamiento propuso un 50-50 que, ante la rotunda negativa de Unicaja, pasó a 53-47 que tampoco fue admitido en Málaga y provocó la ruptura de la negociación. Ahora, el camino ha sido más breve y menos abrupto, ya que hemos pasado de un 58-42 a un 59,5-40,5.
Insistimos: ¿está todo cerrado? No, pero las grandes líneas son estas.