• Alepo. El arzobispo Maronita denuncia disparos de los yihadistas a civiles "que querían huir".
  • La ofensiva lanzada la semana pasada por los rebeldes y las milicias yihadistas contra los barrios controlados por el ejército sirio provocó casi noventa muertos.
  • "Cañonazos con morteros han caído incluso sobre escuelas. Los habitantes están aterrados de nuevo", cuenta Joseph Tobij.
  • Los misiles "lanzados desde el sector oriental" de Alepo cayeron sobre un barrio cristiano.
En las últimas dos semanas, Siria y Rusia han suspendido los ataques aéreos contra el sector oriental de Alepo, en el contexto de una "pausa humanitaria" no respetada en varias ocasiones por los grupos rebeldes. Por ejemplo, los rebeldes anti-gubernamentales en lucha contra el ejército regular sirio, han centrado sus ataques en "casas y edificios habitados por civiles". Así lo ha declarado el p. Ibrahim Alsabagh, franciscano de 44 años, guardián y párroco de la iglesia latina de san Francisco en Alepo, la "capital del Norte" de Siria convertida de hace tiempo en el epicentro del conflicto en el país árabe. Los misiles "lanzados desde el sector oriental" de Alepo, cayeron sobre un barrio cristiano, "hiriendo gravemente" al menos tres personas cristianas, recoge AIN. En concreto, la tregua en Alepo, anunciada por el ejército sirio y las fuerzas militares rusas para el pasado viernes 4 de noviembre con la motivación de permitir a los civiles de los distritos del este  -en manos de las milicias anti-Asad-  salir de las zonas sitiadas, no surtió efecto. Así lo confirmó a la Agencia Fides el arzobispo Maronita Joseph Tobij: "Algunos civiles querían salir, pero empezaron a disparar contra ellos y su deseo se desvaneció". El arzobispo explicó que la ofensiva lanzada la semana pasada por los rebeldes y las milicias yihadistas contra los barrios controlados por el ejército sirio ha provocado casi noventa muertos: "Cañonazos con morteros han caído incluso sobre escuelas. Los habitantes están aterrados de nuevo. Los que viven en las zonas de Hamadaniye y en Halab al Jadida han abandonado sus hogares. Los últimos ataques han obligado a miles de familias a huir a zonas más seguras". Al final, estamos una una guerra de Siria, convertida en la gran mentira de Obama. En contra de lo que aseguran la mayoría de los medios occidentales, manipulados por la Casa Blanca, los cristianos perseguidos apoyan a Al Asad, porque el presidente sirio respetaba la libertad religiosa. Y así, cuando Damasco y Moscú, a los que la ONU llama genocidas, abren los pasillos humanitarios para que los civiles salgan de la zona de conflicto, los yihadistas y las milicias anti-Asad, tan alabadas por Obama como paradigma de demcoracia, les disparan. No quieren que se vayan, prefieren utilizarles como escudos humanos. Sobre todo si son cristianos. Andrés Velázquez andres@hispanidad.com