La vieja guardia no quiere irse.
La división en el Partido Popular es un hecho y no porque lo recuerde la toca-heridas de Adriana Lastra. El problema es que el viejo PP se resiste a morir. El verdadero aparato, el que aún controla –o al menos atiende a- Mariano Rajoy se empeña en sobrevivir en la figura de Soraya Sáenz de Santamaría.
Pero el viejo PP (Rajoy-Soraya) se resiste a morir
El famoso vídeo tenía razón: ¿Cómo va a renovarse un partido con quien ha sido la mano derecha de Rajoy durante más de una década y su número dos en el Gobierno por mas de seis años? ¿Y cómo va a renovarse un partido de origen cristiano pero que, en la actualidad, exhala un tufo masoncete en su cúpula, personificada en ese binomio Rajoy-Soraya? Y ojo, porque a Soraya los principios cristianos, los de los ‘padres fundadores’ le importan aún menos que a Mariano.
En cualquier caso, en el PSOE prefieren a Soraya y temen a un joven sin ninguna experiencia de Gobierno como Pablo Casado. Por algo será.
En cualquier caso, los populares no afrontan unas primarias: afrontan su supervivencia
En cualquier caso, los populares no afrontan unas primarias: afrontan su supervivencia. Más vale que gane Casado, porque si la vencedora es Soraya ocurrirán dos cosas: el voto católico se marchará a Vox y el voto de quienes están hasta el gorro de los toca-narices nacionalistas (no sólo catalanes, sino también vascos y algunas otras reminiscencias) se marcharán a Ciudadanos que, tras un descoloque inicial se va resituando, dejan al PP sin identidad. Y a un partido le puede faltar todo... menos identidad ideológica.