No, no es ninguna película, ni ningún secuestro, es la vida real que, como suele ocurrir, supera a la ficción.

Tinslee Lewis es una bebé de nueve meses con una cardiopatía congénita. Respira con la ayuda de un respirador y se encuentra sedada pero consciente. El pasado 31 de octubre, el «Cook Children's Fort Worth Hospital» de Texas (EE.UU.) informó a la madre de la pequeña que en diez días la desconectarían de su soporte vital.

Una ley del estado otorga a las familias este plazo (diez días) para encontrar un nuevo hospital si no están de acuerdo con la decisión de los médicos -en este caso les están pidiendo a unos padres que acepten, voluntariamente perder a su hija- respecto a retirar el soporte a un paciente. Si no consiguen encontrar otro centro médico que trate al paciente -en este caso un bebé de 9 meses- la desconectan del soporte vital. Y, consecuentemente, Tisnlee muere.

Según los doctores del ‘Cook Children´s Hospital’ la condición de Tinslee “es irreversible y tiene dolor”. Su familia, por el contrario, está convencida de que la pequeña “se merece la oportunidad de luchar por su vida” y sigue buscando otro centro médico que la asista.

Para la organización Texas Right to life la 'Ley de los 10 Días' de Texas permite legalmente esta forma de eutanasia».

Pero, desgraciadamente, no es el primer caso en el se atenta contra la vida de un niño. Recordemos los antecedentes de los pequeños Alfie Evans o Charlie Gard, ambos desconectados en Reino Unido, o la niña de cinco años Tafida Raqeeb, a la que los médicos británicos querían retirar el soporte vital y que en la actualidad, afortunadamente, está siendo tratada en un hospital de Génova.