Ya en 2015 la alcaldesa de Barcelona decidió que no asistiría a la celebración de la Virgen de la Mercè -la festividad de la Mare de Déu de la Mercè´- en la Basílica, porque Ada Colau es muy progre y punto. Este año, tampoco lo ha hecho pero, como nota de diversidad, sí ha asistido el comisionado de Diálogo Intercultural y Pluralismo Religioso, Khalid Ghali, del entorno de los comuns.

Desacralización pues de la fiesta de la copatrona de la Ciudad Condal. Una celebración cargada de tradición, en torno a la Orden de los mercedarios, quienes se dedicaban a rescatar presos (entre los que se llegó a encontrar un tal don Miguel de Cervantes) de manos de los musulmanes, bien a cambio de un rescate o bien poniéndose los propios monjes en el lugar de los apresados. Es, en resumen, una gloria para Cataluña. Pero no para Colau. La edil podemita prefiere celebrar el evento religioso dejando el pregón de las fiestas en manos del payaso -es el oficio del pregonero- Tortell Poltrona quien aprovechó el inicio de las fiestas de la Mercè para leer una carta de Jordi Cuixart y defender a los presos del 1-O. 

"Quienes rechazan la lengua y la cultura de un lugar, como mínimo, podemos decir que son unos inadaptados", se arrancó el payaso -según publica El Mundo- en presencia de Colau y del vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragonès, entre otros. "Hay gente empeñada en pensar que nuestra lengua es el castellano y nosotros, venga, a hablar catalán. Se ve que debemos de tener problemas mentales. Quizás piensan que su lengua es más importante que la de mi madre. Pues no". ¡Bravo! ¡Qué ingenioso!

Es decir, la fiesta de la Mercé en Barcelona queda reducida a desacralización e independentismo. Acabarán por cambiarle el nombre. ¡Viva Colau!