Endesa reduce su beneficio neto a 171 millones de euros (M€) con respecto a los 1.417 M€ de 2018 por el deterioro contable de las centrales de carbón.

Este menor resultado ya estaba descontado en bolsa, la cual no ha reaccionado con mayor sobresalto tras esta publicación (las acciones caían un 0,6% a primera hora de la tarde y han cerrado con un descenso del 1,95% -influido por el coronavirus, pues el Ibex ha cerrado con una caída del 2,45%-). Además, la facturación apenas se ha alterado un -0,2%, dejando un total de 20.158 M€, lo cual representa un gran logro teniendo en cuenta todo el proceso de reestructuración de sus activos. Asimismo, el Ebitda ha crecido un 6% por: contención de costes fijos y la estabilidad en la regulación (no obstante, muchos meses del año ha habido Gobierno en funciones), que como bien sabemos por experiencia en 2013 con las renovables, sus cambios impactan fuertemente en el sector energético.

Ahora bien, la transición al Ebit en aplicación de depreciaciones y amortizaciones hace que éste haya descendido un 80% debido principalmente al deterioro de valor de los activos comentados, 1.873 M€ (incluyendo SENP -sistemas eléctricos no peninsulares- por 404 M€). Y, a su vez, el impacto de la NIIF 16 (271 M€), que obliga a activar los contratos de arrendamiento en tanto en cuanto los compromisos adquiridos comprometen la generación de caja futura de la compañía.

El ‘cash flow’ operativo asciende a 3.181 M€, de los que 1.915 M€ son para la creación de futuros beneficios, y de estos, el 70% es desarrollo en renovables 

Si hablamos de dinero, Endesa ha generado más caja que en 2018. El cash flow operativo ha crecido de 2.420 M€ a 3.181 M€. Y, de estos 3.181 M€, 1.914 M€ son capex para la creación de futuros beneficios. Esta fuerte inversión en inversiones de capital lidera su enfoque en energías renovables, donde el 70% del capex es puro desarrollo en renovables, y han incorporado toda la potencia adjudicada en las subastas organizadas por el Gobierno en 2017 (879 megavatios -MW-).

Para hacernos una idea de cómo han permutado las fuentes de generación de electricidad, Endesa produjo en 2019 un total de 61.402 gigavatios, mientras que el año anterior la cifra era más llamativa (74.193 GWh). Esta bajada del 17,2% se debe principalmente al plan de descarbonización que Endesa ha puesto en marcha en el periodo 2018-2020, donde la producción de carbón en la Península ha pasado de los 19.924 GWh de finales de 2018 a 5.647 GWh a finales de 2019. 

La generación de electricidad bajan un 17,2%, principalmente, por el plan de descarbonización, pero también ha bajado en hidráulica 

No obstante, no todo es menos carbón. Endesa también ha sufrido en la generación de energía hidráulica, un 30% menos, hasta 5.861GWh, donde el año anterior la cifra era de 8.459 GWh; y en SENP, 11.820GWh que representa una bajada del 7,2% en parte por el deterioro comentado (la producción de carbón en el territorio no peninsular ha pasado de 2.392 GWh a 1.996 GWh). 

Por otro lado, han compensado los malos resultados anteriores con: la energía nuclear, que aumenta un 9% y representa un 40% del total producido, 26.279 GWh; y CCGT (Central Térmica de Ciclo Combinado), la cual supone la mayor variación con respecto a 2018 tras el carbón (+30%) y un peso de casi un quinto de la producción, 11.687GWh. Hay que decir que, aunque veamos la palabra térmica en CCGT, este último sistema hace uso de dos ciclos termodinámicos (agua y gas, por ejemplo) para aumentar la escasa eficiencia que suponen los motores térmicos simples (34% de eficiencia), de tal forma, que aprovechan ese escape de calor pudiendo alcanzar una eficiencia de más del 60%. Y respecto a la nuclear, conviene destacar el caos de la vicepresidenta de Transición Ecológica, Teresa Ribera, ante el cual el CEO de Endesa, José Bogas, duda de que se puedan cerrar las centrales de Ascó y Valdellós

En confianza, el rating crediticio de la deuda de largo plazo ha sido calificado por las principales compañías de rating como estable y positiva (Standard & Poor’s, BBB+; Moody’s, Baa2; y Fitch, A-) con vencimientos hasta 2023 poco significativos, siendo el grueso de la deuda posterior a 2024 y una vida media de 5,2 años. Por lo que, vencimiento cordial y calidad agradable.

Se mantiene el buen retorno para los accionistas (Enel es dueña del 70%) vía dividendo: ‘pay out’ del 100% para 2020, del 80% en 2021 y del 70% en 2022

Finalmente, a pesar de los cambios que Endesa ha experimentado este pasado año, la promesa en noviembre de distribuir un dividendo 0,70 euros por acción se hace efectiva el 2 de enero de 2020 tras desembolsar un total de 741 M€. Un buen retorno si tenemos en cuenta que la acción también se ha revalorizado este año, desde los 22 euros por título hasta los 25 euros de hoy en día. A su vez, en el Informe de Gestión Consolidado, la política de dividendos para años posteriores establece una distribución sobre el beneficio ordinario neto atribuido a la dominante (pay out) del 100% para 2020, del 80% en 2021 y del 70% en 2022. Por tanto, Enel (dueña del 70% de la compañía) seguirá con el vaciamiento, pues la salida a través de un proceso de venta se ha complicado: parece que no hay nadie dispuesto a hacer una oferta a 25 euros por acción (precio de mercado que marca la actual cotización). 

Concluimos que, a pesar de la bajada en la producción peninsular que la empresa ha manifestado en hidráulica y térmica, Endesa ha hecho un gran trabajo en la transición de la fabricación hacia fuentes de energía renovables donde: se esperan mayores beneficios en años posteriores, conserva una buena salud financiera y continuidad en la generación de valor.