Juan Manuel Moreno y Adrián Barbón: tácticas de trinchera para detener al virus: encerraos en casa y echar el pestillo para que no entre
¿Quién da más? Juan Manuel Moreno, presidente pepero de Andalucía, cerrará toda actividad en la región más poblada de España a partir de las seis de la tarde. Ojo y el toque de queda se adelanta a las 22,00 horas. O sea, el PP andaluz llega más allá que el propio gobierno socio-podemita, en esta chifladura general por combatir al virus.
El PP se comporta así frente al Covid de la misma forma que el PSOE: con una cobardía inigualable que, además, resulta infructuosa. Recuerden el mandamiento primero: el confinamiento más duro de Europa, el del Gobierno Sánchez, durante la primavera, también resultó el que más muertes por habitante provocó, con España a la cabeza de Europa en tan tristísimo ranking.
Pero al Gobierno Sánchez no le preocupó los cerca de 60.000 muertos que su pánico provocó en España sino la ruina económica anexa. De lo primero todo el mundo iba a acusar al virus de lo segundo al Gobierno. Por eso, y tras actuar como aprendiz de brujo en primavera, con la segunda ola del coronavirus se cuidó muy mucho de proponer más confinamiento domiciliario, que no sólo destrozó la oferta sino, lo que es peor, la demanda de bienes y servicios.
Nada demuestra que prohibir a la gente moverse y destrozarle su vida con limitaciones, detenga al virus. Más bien lo contrario
Sánchez provocó la mayor caída del PIB de toda Europa y ahora pretende que las medidas liberticidas las tomen la comunidades autónomas.
Y el progresista de derechas, Juan Manuel Moreno, se ha apresurado a meterse en harina. Insisto: Nada demuestra que prohibir a la gente moverse y destrozarle su vida con limitaciones, detenga al virus. Más bien lo contrario: se trata de un virus no un elefante, pero el miedo da alas a todo menos a la razón.
Se ha impuesto la precitada frase del asturiano Adrián Barbón, que nunca aspiró al Nobel: a menos contactos menos contagios. Claro que sí… y menos familia, menos amistad, menos humanidad, más ruina, más depresión, etc.
Insistimos, nada demuestra que prohibir a la gente moverse y destrozarle su vida con limitaciones, detenga al virus. Más bien lo contrario. Entonces, ¿no sería mejor seguir viviendo con normalidad, sin bozal, e invertir el dinero en combatir al virus? Lo cual no sólo implica invertir en vacunas, sino también en terapias adecuadas y en medios sanitarios, no sólo públicos.
Podemos acostumbrarnos a convivir con el virus o empeñarnos en detenerlo, empeño imposible y con unas consecuencias trágicas. No sólo para la economía sino para la vida.
Por el momento, tenemos a un PP tan progresista, es decir, tan cobarde, como el PSOE frente al virus. Hemos avanzado mucho. Y ya saben: para que el virus no entre en casa cierra el pestillo.