• En su informe, ponen en berlina las fusiones del sector ahorro.
  • Es decir, Víctor Sánchez y Antonio Busquets se ratifican en sus conclusiones… ¡y las amplían!
  • No sólo ponen en solfa las valoraciones de la OPV de Bankia, sino la propia fusión fría de las siete cajas de ahorros.
  • En otras palabras, que los siete enanitos también presentaban cuentas infladas… por ¡7.600 millones de euros!
  • Por las mismas, pueden ponerse en solfa todas las SIP o fusiones frías de cajas de ahorros.
  • Y a partir de ahí, el caos.
Las conclusiones de los nuevos informes periciales de los inspectores del Banco de España, Víctor Sánchez y Antonio Busquets, sobre el caso Bankia, a solicitud de la Audiencia Nacional, Juez Andreu y como paso previo al inicio de la vista oral, no sólo ratifican las ideas inicialmente reflejadas en sus documentos originales sino que, adicionalmente, ponen de manifiesto evidencias y críticas mucho más sorprendentes, como el hecho de que las siete cajas integradas ocultaron pérdidas en su proceso de combinación de negocios. Independientemente de que los inspectores puedan o no haber entrado en una huida hacia adelante, dadas las críticas a las que fueron sometidos por sus jefes, por el FROB, por la CNMV y por varios informes periciales de contraparte, la situación pone en evidencia que el caso ha entrado en el terreno más puro del experto contable. En este ámbito, la interpretación del marco normativo, su implementación práctica y el análisis del fondo económico de las operaciones debe ser el soporte que debe guiar al tribunal encargado de dictar sentencia. Dentro de las conclusiones sorprendentes los inspectores del Banco de España nombrados por el juez Fernando Andreu, de la Audiencia Nacional, consideran que el proceso de integración de las siete cajas de ahorro con todos los activos y pasivos a valor razonable, tal y como requiere la normativa contable, conllevaba en alguna medida la ocultación de unas pérdidas por importe de 7.619 millones de euros consecuencia de los deterioros en sus carteras de préstamo, activos adjudicados y participadas, que ninguna de ellas registró en su cuenta de resultados individual del ejercicio 2010, cargando contra las reservas de las cajas. Dicho de otra forma, no sólo ponen en solfa las valoraciones de la OPV de Bankia, sino la propia fusión fría de las siete cajas de ahorros, los estados contables de los siete enanitos que. Fusionados, crearon el gigante Bankia. Ponen en solfa, en resumen, el propio Sistema Institucional del Protección (SIP), previo a que empezaran a rodar tanto el BFA como Bankia. Independientemente de que pueda o no ser correcto el importe del ajuste, algo que depende de las expectativas de recuperabilidad y de los requerimientos del Banco de España, debemos considerar que lo importante es la integración de los activos y pasivos de las entidades a su valor razonable, reflejando la diferencia entre ambas partidas el patrimonio neto de la entidad a integrar, que al final es lo que estamos integrando: la riqueza de las siete Cajas. Curiosamente, entre las cuentas del patrimonio neto tenemos tanto las reservas como el saldo de la cuenta de pérdidas y ganancias, por lo que, a la hora de registrar el deterioro, poco o nada hubiera importado hacerlo en una u otra cuenta. Cierto es que reconocerlo fuera de la cuenta de resultados puede beneficiar a los gestores cobrando o no ciertos pluses, cuestión que queda dentro del ámbito de responsabilidad corporativa y de la adecuada estructuración del sistema de incentivos, pero cierto también es que su imputación como parte de las reservas tiene un reflejo claro del Estado de Cambios en el Patrimonio neto, que reporta información muy relevante a efectos de medir el rendimiento empresarial. Y dicho estado financiero es público, y auditado. No obstante, cuestión peliaguda del informe es el daño que pueden causar las conclusiones de los inspectores del Banco de España a la transparencia y confianza a los procesos de combinaciones de negocios producidos en nuestro país, tanto dentro como fuera del ámbito financiero. Y es que la teoría del anclaje funciona de manera muy eficiente dentro del ámbito mediático y judicial. En plata, que, por las mismas, pueden ponerse en solfa todas las SIP o fusiones frías de cajas de ahorros. Y a partir de ahí, el caos. Es lo que podríamos llamar el efecto de ser golpear primero. Dicho de otra forma, el primero que suelta una barbaridad en una reunión consigue que toda la negociación pivote sobre dicha cifra, círculo vicioso que sólo puede romperse cuando alguien habilidoso vuelve a soltar otra barbaridad desanclando el proceso. Y esto es muy peligroso cuando entramos dentro del ámbito judicial y mucho más dentro del ámbito contable y financiero. Y es que, si bien, siendo puristas en la aplicación del marco normativo, lo correcto es partir de los balances de las entidades a integrar con todos los ajustes contables requeridos, y posteriormente ajustarlos a valor razonable en el proceso de agregación, identificando adquirentes y adquiridas, no resulta extraño que dichas pérdidas se reconozcan posteriormente cuando se produce el proceso de agregación, aprovechando el proceso para sanear los balances. Puede no ser puro pero no es ilícito hacerlo. Es decir, en un proceso de suma de dos patrimonios por importe económico de 1.000 y 1.200 millones de euros respectivamente en los que subyace un deterioro de entre 100 y 200 millones, el reconocer o no el deterioro antes, durante o después no es relevante, como tampoco el lugar o partida contable donde se registran, dado que al final confluyen dos patrimonios a integrar que se valoran en su conjunto (1.900 millones en nuestro caso). Ese conjunto puede ser suscitar la recuperabilidad de las inversiones deterioradas, por lo que la normativa contable no presta atención a los valores de origen, sino al valor razonable, algo que, de por sí, no resulta sencillo. Por eso, si posteriormente se deriva la presencia de deterioros será responsabilidad de la entidad resultante, pero ya lo será como consecuencia de nuevas evidencias. Además debemos valorar la existencia de una contabilidad provisional de un año que permite ajustar los importes hasta el conocimiento claro de las empresas integradas consecuencia de las sinergias que pueden brotar de tal proceso, sin que los ajustes posteriores pueda considerarse un fraude o error. En cualquier caso, hay que tomar en consideración que los 7 enanitos de Bankia habían reconocido sus deterioros dentro del neto patrimonial, tal y como afirman los Inspectores que, por la ley del desglose o disociativas de las cuentas se desglosan en reservas, capital y resultados. En resumen, es una cuestión de fuero que puede acabar siendo una cuestión de huevo. No olvidemos que Sánchez y Busquets son inspectores del Banco de España pero en este caso están han sido contradichos por el propio Banco de España, quien en respuesta a un juez de Navalcarnero, negó a sus propios inspectores y dictaminó lo que las cuentas de Bankia a la hora de salir a bolsa eran correctas. Además, dado que Bankia decidió pagar la bomba fue desactivada. Sólo faltaba que ahora, por mor de los señores Busquets y Sánchez, se activara en otros casos: recuerden que de 45 cajas de ahorros que había, tras el proceso iniciado por Zapatero y seguido por Rajoy, ahora quedan seis. Sin comentarios. Rodrigo de Silos rodrigode@hispanidad.com