Mons. Guimarães: "El pueblo no va a abdicar de su libertad"
Monseñor Adair José Guimarães, obispo de Formosa (Brasil) pronunció recientemente una contundente homilía en la que alertaba de cómo el Nuevo Orden Mundial está aprovechando el coronavirus para acabar con la libertad, entre ellas la religiosa, recoge Religión en Libertad.
Su breve homilía empezó a circular rápidamente por Brasil hasta viralizarse y ser traducida a varios idiomas, entre ellos el español. Entre otras cosas, monseñor Guimarães denuncia que “obispos y sacerdotes” se están “inclinando” ante las autoridades civiles durante esta pandemia a pesar de ser medidas arbitrarias que contradicen el derecho al culto y la libertad religiosa.
El tremendo eco de la homilía de este obispo se debe a que sus denuncias no son algo que haya ocurrido en su diócesis sino que se está reproduciendo por todo el mundo. Numerosos países han cerrado durante estos meses iglesias, prohibido misas públicas o permitiéndolas con unas restricciones mucho mayores que a otros colectivos, a pesar de que en las iglesias no se han producido grandes focos de contagio, añade Religión en Libertad.
Un estado que quiere colocarse en lugar de Dios como siempre fueron los intentos de implantación de sistemas marxistas de amordazar al pueblo y quitarle la libertad
Por ello, monseñor Adair pone el foco en el conocido como Nuevo Orden Mundial, al que también llama “Estado profundo” formado por una “élite globalista” que quiere transformar la sociedad para imponer su agenda social y política.
En la homilía, el obispo de Formosa afirmaba que se está viviendo un “triste momento, golpeado por este nuevo orden mundial, de las tentativas de crear un nuevo Estado, un Estado profundo, de control de la humanidad, un estado que quiere colocarse en lugar de Dios como siempre fueron los intentos de implantación de sistemas marxistas de amordazar al pueblo y quitarle la libertad, explica Religión en Libertad.
El prelado de poco más de 60 años denunciaba también que “el Estado profundo tiene el propósito de hacer un reset, un reinicio, resetear todo lo que tenemos de la cultura de defensa de la vida, de la fe, de la familia, de la propiedad privada y de la propia libertad para crear una sociedad manipulada”.
Señaló a la responsabilidad de la jerarquía católica: “Somos muy débiles, nosotros los obispos y sacerdotes inclinándonos ante esos gobernadores y alcaldes. Nunca antes en la historia habíamos visto esto. Y nos inclinamos sin rechistar”
Sin embargo, Adair José Guimarães cree que “ya estamos siendo manipulados” con tantas “incertidumbres” y “tonterías que se están haciendo” en relación a la “peste” del coronavirus. Y citaba concretamente el cierre de las iglesias, un “absurdo” que “clamará a Dios encima de la vida de aquellos que no respetan los derechos de Dios”.
De este modo, el obispo brasileño afirmaba que “el pueblo no va a abdicar de su libertad” y añadió que “no podemos aceptar que ninguna autoridad venga con esos discursos de cerrar nuestros templos, de privar a la humanidad de darle a Dios lo que es derecho de Dios, la alabanza”, apunta Religión en Libertad.
Además, hizo autocrítica y señaló a la responsabilidad de la jerarquía católica. “Somos muy débiles, nosotros los obispos y sacerdotes inclinándonos ante esos gobernadores y alcaldes. Nunca antes en la historia habíamos visto esto. Y nos inclinamos sin rechistar”, aseguraba en su sermón.
Los cristianos no somos hijos del miedo, somos hijos del coraje. ¿Y si tenemos que morir por la pandemia? ¿Vamos a morir en la fe?”, se preguntaba.
Mientras se han cerrado iglesias –añadía monseñor Guimãres- los bancos siguen abiertos, los aviones vuelan repletos o incluso se permiten mítines políticos. “Aquí no está el virus, el virus no está en el altar, en la hostia consagrada. Y los cristianos no somos hijos del miedo, somos hijos del coraje. ¿Y si tenemos que morir por la pandemia? ¿Vamos a morir en la fe?”, se preguntaba.
Por último, el obispo de Formosa concluía su contundente homilía así: “Nunca podremos inclinarnos ante los hombres. Estamos llamados, como la Santísima Virgen, a inclinarnos ante Cristo”.