No se puede amar a todos si no se empieza por amar a uno (o a una) y para siempre
El principal argumento a favor del divorcio es que en la variedad está el gusto pero como esta hilazón se presta a cachondeo, habrá que concluir que el principal argumento es el mismo disfrazado de otra forma: hay que amar a todo el mundo.
Ya saben: mente abierta, es decir, mente resfriada, porque lo que hay que tener abierto es el corazón, no el cerebro. Tener la mente abierta, como recordara Chesterton, es como tener la boca abierta: un signo de estupidez. La mente, como las mandíbulas, sólo se abre para cerrarla de inmediato sobre algo consistente.
Sí, para siempre, porque el amor es eterno o sólo es camaradería… en el mejor de los casos
Esos amores lejanos, el amor al Tercer Mundo, suelen resultar mito y filfa.
No se puede amar a todos si no se empieza por amar a uno (o a una) y para siempre.
Sí, para siempre, porque el amor es eterno o sólo es camaradería… en el mejor de los casos.
Por las mismas: no me digas que amas al inmigrante negro y desprecias al vecino blanco de al lado: tampoco cuela.