• Mantiene los tipos pero avisa de que en abril reducirá la compra de activos a 60.000 millones.
  • También podría endurecer los tipos que cobra por los depósitos de los bancos en el BCE, hoy en el -0,40%.
  • La misma política monetaria que la Reserva Federal, con tipos por debajo del 1%, pero algo retardada.

El presidente del BCE, Mario Draghi (en la imagen) sigue instalado en lo previsible de lo que anuncia, con el matiz de que algo puede cambiar en su política de estímulos. O sea, lo más parecido a lo que hace Janet Yellen, presidente de la Reserva Federal pero con algo de retraso, y mal, encima, porque el que apunta primero tiene ventaja. En lo esencial, se mantiene el océano de liquidez a la espera de la que la economía repunte. Y mientras, los tipos de interés siguen en el 0%, mínimo histórico, en Europa y EEUU por debajo del 1%. En eso se resume la política monetaria de una década. En román paladino, Draghi sigue en sus trece, algo que disgusta a Alemania, que le pide que acelere porque la inflación ya está cerca del objetivo del 2% y economía da signos de ir a mejor. Los únicos cambios están en que de la compra masiva de deuda pública y corporativa podría pasar de 80.000 a 60.000 millones mensuales a partir de abril y hasta diciembre o "fecha posterior si fuera necesario", como refleja en su nota sobre la reunión de Gobierno del BCE. En paralelo, también podría endurecer las condiciones para que los bancos coloquen cómodamente sus depósitos en el BCE en lugar de destinarlos a créditos. Ahora les cobra (-0,40%), mientras que para otras operaciones de financiación, están en el 0,25%. Pero todo está por ver porque Draghi sigue mirando a la inflación, que sigue por debajo del objetivo, aunque riesgo de deflación se ha esfumado. Con todo revisado al alza la inflación (desde el 1,3% al 1,7% este año y 1,6% en 2018), al igual que el crecimiento (1,8% y 1,7%). Rafael Esparza