Mucho se ha hablado sobre lo que costarán y quién pagará los dos años que la princesa Leonor pasará en Gales, en el UWC Atlantic College, pero poco sobre lo más importante: el tipo de educación que recibirá la futura Reina de España.

Y lo primero que conviene reseñar es que su madre, la Reina Letizia, se ha salido con la suya. Si algo no quería la esposa de Felipe VI era que sus hijas, especialmente Leonor, recibieran educación católica. Se negó en rotundo, por ejemplo, a que hicieran la primera comunión, pero afortunadamente para ellas, esa decisión no dependía de Letizia sino de la institución Monárquica en virtud de las capitulaciones matrimoniales firmadas antes del enlace real.

La Reina tuvo que tragar entonces, pero ahora sale reforzada: en el UWC Atlantic College no hay ni sombra de cristianismo, ni mucho menos espacio para la oración. Se trata de empoderar a los jóvenes, de que tomen sus propias decisiones según los sentimientos. La fe es algo impuesto y un pelín retrógrado, que impide al joven desarrollar sus cualidades.

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No es una exageración. El fundador de los UWC, el alemán Kurt Hahn, sostenía que los adolescentes poseían un sentido moral innato y que era la sociedad, en su más extensa acepción, la que les corrompía. Esto es, creía en el buen salvaje y en la educación en libertad, una contradicción según Chesterton, porque si das libertad, especialmente al niño inteligente, lo primero que decidirá libremente es no ser educado de ninguna manera.

Además, el método educativo se parece enormemente al empleado en las escuelas Montessori: el profesor es sólo un instrumento para que el alumno aprenda por sí mismo. No hay cosas buenas y malas, y el significado de las cosas depende de cómo las ve el alumno. Todo muy ‘New Age’.

Y todo, eso sí, enmarcado dentro de los postulados del consenso global: la paz mundial, la justicia social, la ideología de género, y el cambio climático.

¡Pobre Leonor!