• El regulador británico, después de aprobar la mayor fusión que se recuerda en el mercado inglés, tensiona el ambiente en contra de O2 y Three (Hutchison).
  • Las autoridades británicas trataron con mayor celeridad y deferencia el caso BT.
Telefónica continúa, más de un año después de la propuesta, esperando a que Bruselas se decida a autorizar o no la venta de su filial británica, O2, al grupo asiático Hutchinson Whampoa. Una operación clave para Telefónica cuyo retraso -no digamos su posible anulación- tiene más aristas de las que parece a primera vista. En primer lugar, la injerencia del regulador británico, Ofcom, cuya opinión, a pesar de ser no vinculante, está tensando el ambiente al haberse posicionado de forma radical en contra de esta operación. Ofcom está tratando de influir al máximo en el resultado, incluso sobrepasando las reglas de la diplomacia administrativa y haciendo pública su postura días antes de la publicación del pliego de objeciones por parte de la CE. Una tensión que se traslada no sólo a la propia Telefónica y al comprador, Hutchison, sino también a los operadores que esperan obtener rédito colateral de la operación, como Sky, también británico, y el francés Iliad, que, de hacerse con la infraestructura que 'suelte' Hutchison para facilitar la compra, podría entrar en el mercado inglés. A pesar del ambiente, enrarecido por el regulador y algunos medios influyentes, empeñados en sabotear la operación, los analistas son algo más optimistas y confían en el sí de Bruselas una vez aplicados los 'remedios' que exige. La Comisión Europea parece, sin embargo, hacer oídos sordos a las evidentes necesidades que el mercado de telecomunicaciones europeo se consolide en un número mucho menor de agentes. Esa es la tendencia natural de un mercado demasiado atomizado, y además la experiencia indica que es lo positivo y que los mercados fuertes lo son porque están hechos de operadores fuertes. En todo caso, todas estas contemplaciones no tuvieron lugar cuando el regulador británico aprobó, muy recientemente, la absorción por parte del incumbente BT de Everything Everywhere (EE), dando como resultante un auténtico monstruo de las comunicaciones, el único operador convergente del mercado británico con posiciones en fijo, móvil, internet y televisión, y, por tanto, imbatible para el resto. De hecho, uno de los problemas que ve el regulador británico en el caso de O2 y Three (la marca inglesa de Hutchison) tiene que ver con el exceso de espectro radioeléctrico… un problema que, casualmente, es consecuencia de la fusión entre BT y EE. De hecho, la cuota de espectro resultante de la combinación de O2 y Three sería similar a la que actualmente tiene Vodafone y la mitad de la que tiene BT y EE. Andrés Velázquez andres@hispanidad.com