• Y menos mal: el agricultor es el más perjudicado con los procesos de concentración en el sector.
  • El grupo americano se retira antes de empezar a negociar por el rechazo de plano de Univeler.
  • La angloholandesa se desploma en bolsa, al revés que el viernes, que se disparó tras el anuncio.
  • Cada vez menos actores quieren controlar más: es la tentación al oligopolio, como en la fusión de Bayer y Monsanto.
No habrá fusión de la angloholandesa Unilever con la americana Kraft Heinz. No ha pasado de intento. Lo anunció Kraft el viernes y dos días después, por sorpresa, retiró su oferta, en la que ofrecía una prima del 18%. ¿Consecuencia más inmediata? El desplome en bolsa, con una caída del 8%, de Unilever, una reacción lógica, en cualquier caso, tras la subida del 13,4% el viernes por efecto del anuncio. Dicho sea también, la operación penalizaba, como suele ocurrir al eslabón más débil del proceso, el agricultor, en esa pirámide desequilibrada entre gigantes de bienes de consumo, cadenas de distribución y productor. El agricultor o el productor es el que menos cobra, mientras va engordando la factura que pagará finalmente el consumidor por culpa de la cadena de distribución. Esa fusión no iba a ser, desde luego, una excepción en la tentación del oligopolio como en la de Bayer y Monsanto con las semillas. Se planeaba crear el segundo mayor grupo alimentario y de bebidas después de Nestlé. La oferta, ya retirada, era por 134.580 millones de euros y había sido apoyada por el financiero Warren Buffett y el fondo brasileño 3G Capital, pero fue rechazada de plano Unilever, que fabrica el té Lipton o el jabón Dove o el desodorante AXE. No veía valor, ni desde el punto de vista financiero ni estratégico. Tampoco ha sido favorable la acogida en Reino Unido, con un Gobierno más vigilante ahora en los procesos de concentración entre compañías con modelos de negocio y culturas muy distintas. En fin, antes de empezar a negociar se ha echado atrás, aunque su intención, en palabras del portavoz de Kraft, "era amigable". Y añadió que en esas condiciones "es mejor alejarse desde el principio". Eso sí, hubiera sido la tercera fusión más grande de la historia y la mayor compra de una compañía británica. Rafael Esparza