• A pesar del nombramiento de Alex Cruz (Vueling) como presidente de British Airways.
  • Las dos claves de la conquista se llaman Antonio Vázquez y Enrique Dupuy.
  • Vázquez mantiene el cargo de presidente pero cada vez es menos ejecutivo.
  • Dupuy es el director financiero a quien la vieja guardia de Iberia llamaba traidor y que siempre ha estado al lado de Walsh.
  • La españolidad de IAG se mantiene en la sede social, pero eso también puede cambiar.

Para entendernos, cuando se produjo la fusión British AirwaysIberia, allá en el año 2010, uno de los argumentos más utilizados por ambas partes –más por los británicos que por los españoles- fue que era una unión de igual a igual. Sin embargo, cinco años después, se ha demostrado que no. Iberia es un poco menos española mientras que British Airways (BA) sigue siendo cien por cien británica. Y eso a pesar del nombramiento, anunciado este viernes, de Alex Cruz (en la imagen) –hasta ahora, Ceo de Vueling- como presidente ejecutivo de BA. En realidad, el nombramiento se hará efectivo en abril de 2016, cuando el actual presidente del grupo, Keith Williams, comience a disfrutar de su jubilación. Pero no se emocionen. Cruz estará a las órdenes de Willie Walsh, el consejero delegado de IAG y el que realmente manda en el grupo (BA, Iberia, Iberia Expres, Vueling y Aer Lingus). En cualquier caso, estamos hablando de un auténtico experto del sector. Bilbaíno de 49 años, Cruz comenzó su carrera profesional en American Airlines, primero en Dallas y más tarde en Londres. De ahí pasó, en el año 2000, al mundo de la consultoría: fichó por la multinacional Arthur D.Little. Dos años después decidió fundar su propia consultora, desde la que asesoró a empresas como BA, Lufthansa, Delta, Continental, etc. En 2004, Accenture le echó el lazo y le nombró socio para todos los asuntos relacionados con al aviación europea. Fue entonces cuando lanzó Clickair –año 2006- y tres años después (2009) fusionó con Vueling. Como se ve, estamos ante una trayectoria impecable. Sea como fuere, Cruz no podrá tomar determinadas decisiones sin el visto bueno de Walsh, auténtico artífice de la consolidación británica del grupo. Y las dos conquistas clave de esta conquista son Antonio Vázquez y Enrique Dupuy. El primero es el presidente ejecutivo de IAG, aunque cada vez manda menos. El segundo, Dupuy, se convirtió en la figura más controvertida de la fusión. Tanto que la vieja guardia de Iberia le llamaba el traidor. Lo cierto es que Dupuy siempre ha estado cerca de Walsh y es uno de sus hombres de confianza. De hecho, fue nombrado director financiero del grupo, cargo que mantiene en la actualidad. En todo caso, los cambios de 'cromos' aún no han concluido, según la compañía. Aún se desconoce quién será el sustituto de Cruz en Vueling y quién será el sucesor de Steve Gunning –nombrado director financiero de BA- al frente de IAG Cargo. También está la incógnita del futuro de Nick Swift, que abandona la dirección financiera de IAG pero nada se ha dicho de su próximo destino. Swift llegó al grupo en 2010 desde Go-Ahead, el proveedor más importante de transporte público en el Reino Unido, especializada en transporte a través de tren y autobús. El anuncio de estos cambios coincide con la celebración del Día de los Mercados de Capitales (el día del inversor de toda la vida), en el que el grupo ha revisado al alza sus previsiones para 2020. Concretamente, ha señalado que aumentará su resultado operativo más de un 33%, hasta los 5.600 millones de euros. Y es que, según la nueva hoja de ruta, IAG superará en 120 millones de euros las sinergias previstas en 2015. Las previsiones avalan la estrategia de Walsh que consiste, fundamentalmente, en asimilar lo máximo posible los principios de las low cost y aplicarlos a todas las aerolíneas. Se salvan de esto las rutas más rentables y las de larga distancia. Por ejemplo, la de Londres-Nueva York, de BA, que es una de las rutas más rentables del mundo por la gran demanda de ejecutivos y directivos de empresas que viajan en primera, entre otras razones, porque paga la empresa. Por cierto, mientras Iberia atravesaba su peor crisis interna, Walsh no quiso que la aerolínea compartiera esta ruta con BA, lo que habría ayudado, sin duda, a su reflotamiento. En cualquier caso, y si hablamos de Iberia, quedan fuera de la estrategia low cost las rutas de largo recorrido, por ejemplo, las que unen España con Hispanoamérica. En definitiva, según Wals, si no puedes luchar contra las low cost, 'únete' a ellas, es decir, asume sus principios. Por cierto, y volviendo a la hegemonía británica en el grupo, uno de los argumentos más utilizados por los defensores de la igualdad  España-Reino Unido es que la sede social –y fiscal- de IAG está en Madrid. Pero eso puede cambiar en cualquier momento. De hecho, es una de las cuestiones que, año tras año, reivindican los accionistas británicos: ¿Por qué tener la sede social en Madrid si la sede operativa está en Londres y el peso del grupo lo lleva BA?

Pablo Ferrer pablo@hispanidad.com