Primero que reduzcan gasto, luego que suban el IVA. Este Pablo...
Ludovico Pío, hijo del emperador Carlomagno, acostumbraba a firmar con la siguiente rúbrica imperial: nuestra mediocridad. Era un hombre lleno de buenas intenciones pero que, a costa de confundir la paz con la indolencia y la solidaridad con el amor, su piadosa moderación acabó en mediocridad y su inacción en guerra abierta entre sus hijos entre sí, a golpes por el poder imperial, heredado de su abuelo. Ludovico el piadoso constituye una de las mejores imágenes históricas de Pedro Sánchez, mas que abrazar como el buen vino recuerda el triste sabor acuoso del té.
Ya conocen aquella gozosa comparación entre las religiones y bebedizos, obra del gran Chesterton, cuando aseguraba que el catolicismo era el vino, el protestantismo se quedaba en cerveza y el panteísmo, el que hoy nos asola, era un tristísimo té con una nube de leche.
Y todo esto significa que Moncloa está enfurecida con el discurso de ayer, en sede parlamentaria, del gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos. (Ver aquí).
El PSOE, monitorizado por Podemos, quiere subir todo tipo de impuestos directos con el sofisma de “que pague el que más tiene”… no el que más gasta
Dice don Pablo que lo que tiene que hacer el Gobierno es subir el IVA y dejar en paz los impuestos directos. Es decir, lo contario de lo que horas después, desde la sala de prensa de Moncloa, pergeñaba la titular de Hacienda y portavoz del Gobierno, María Jesús Montero.
Así que va Hernández de Cos y no dice lo que ha dicho otras veces, que lo que hay que hacer es reducir el gasto público -o sea, recortes- como exige Europa. Se conforma con ponerse en la vía de subida fiscal pero asegura que, si ante la recesión provocada por el confinamiento -que no por el coronavirus- hay que subir impuestos… dejen en paz a la clase media, no suban los impuestos directos -que es lo que va a hacer Pedro Sánchez- y suba el IVA.
El gobernador desvelaba así el engaño de la izquierda podemita, amiga de todo tipo de subidas fiscales y de la bajada del impuesto al consumo, el IVA. España no tiene un IVA alto sino bajo, dado la cantidad de artículos que están exonerados del tipo medio. Dicho de otra forma: si hay un impuesto que sea justo subir uno sólo, ese es el IVA.
Además, a la gente hay que juzgarle por lo gasta no por lo que gana.
Pero como la mediocridad impera en España, el propósito consiste en subir todos los impuestos menos, precisamente, el IVA.
En primer lugar, los comunistas saben que sólo pueden imponer su régimen bolivariano a golpe de impuestos contra la clase media. Es decir, impuestos al que se gana su pequeño patrimonio de forma honesta mientras tejen su voto cautivo, con el ingreso mínimo vital (IMV) y otras limosnas.
El gobernador al Gobierno: si tiene que subir impuestos, suba el IVA… el más justo de todos los gravámenes pero el más difícil de controlar
Además, los socio-podemitas saben que el IVA es incontrolable… porque el español no confía en su clase política. Claro: tras años de propaganda podemita, el español defiende lo público en voz alta pero no está dispuesto a darle dinero a su clase política. Traducido: el IVA es un impuesto fácil de defraudar y difícil de perseguir, por no decir imposible. Pero eso no significa que no hay que intentarlo porque es el impuesto más justo de todos. Aunque todo tributo supone una confiscación de la propiedad privada, legítima, el IVA es el impuesto… menos injusto de todos. Y como es justo, a la izquierda no el gusta… naturalmente.
En cualquier caso, el mensaje del gobernador al Gobierno era el que más le podía doler: si tiene que subir impuestos, suba el IVA, que a fuerza de exenciones, en España es de los más bajos de Europa.
Y eso duele porque el PSOE, monitorizado por Podemos, quiere subir todo tipo de impuestos directos con el sofisma de “que pague el que más tiene”.
Y eso que el gobernador ni dijo que lo mejor es no subir impuestos alguno sino reducir el gato público y el gasto político: es decir, reducir los servicios públicos y reducir el número de políticos en activo. Eso hubiera resultado demasiado fuerte, pero es lo que piensan a aquellos que aún perseveran en la estrecha y oscura senda del sentido común.
Pero claro, con sentido común no se forjan regímenes comunistas, en versión bolivariana.