• "Hemos sido sorprendidos por el terrible ataque cometido por Daesh (Estado Islámico) que ha golpeado a todo el pueblo iraquí y también a la presencia cristiana en la Nación".
  • "Así, en cuestión de una noche, los cristianos de la Llanura de Nínive se han encontrado en la calle, fueron forzados a dejar casas, trabajos, recuerdos, propiedades, escuelas..., simplemente todo".
  • "Habiendo perdido todas las garantías, la nueva experiencia de vida ha sido muy dura".
  • "Tan sólo las palabras de Nuestro Señor Jesús en el Evangelio de Mateo 'Felices quienes son perseguidos a causa de la justicia, porque suyo es el Reino de los Cielos' nos consuelan y curan nuestras heridas".
  • Pero la guerra, el terrorismo del Estado Islámico, la persecución "no han destruido la fe de las familias cristianas de Irak, que, por el contrario, en las dificultades han aprendido a conocer con mayor profundidad al Señor Jesús".
Los cónyuges Suhaila Salim Toma y Wisam Marqus Odeesho están comprometidos en la pastoral familiar de la parroquia de San Jorge, en Bagdad, y han intervenido ante el Sínodo Ordinario sobre la familia que se celebra estos días. Ante los padres sinodales han contado la violencia del Estado Islámico, los continuos conflictos y la amenaza constante del hambre, por lo que han pedido "acciones y oraciones". Pero han subrayado que estos desafíos "fortalecen la fe de nuestras familias, que han perdido todo, pero que han comenzado a conocer en mayor profundidad al Señor Jesús". Y han reafirmado su voluntad de "continuar testimoniando a Cristo", recoge Asianews. A continuación, el texto completo de la intervención a cargo de AsiaNews: "La paz de Cristo sea con vosotros. Es para nosotros un gran honor estar aquí frente a vosotros en representación de la familia iraquí cristiana, conscientes de que no somos dignos de este honor, porque, ciertamente hay cientos de familias cristianas iraquíes que son consideradas por nosotros como ejemplos significativos de testimonio del nombre de Cristo, de fe, paciencia y fortaleza. Nosotros somos una de las familias cristianas que vive en Bagdad desde los años Sesenta del siglo pasado. Hemos crecido y estudiado en las escuelas y en las universidades de esa ciudad con nuestros hermanos en la familia humana, en una patria que profesa muchas religiones. Hemos incluso participado en la defensa de nuestra nación en los períodos de adversidad, y hemos dado cientos de mártires. Hemos sido sorprendidos por el terrible ataque cometido por Daesh (Estado Islámico en lengua árabe) que ha golpeado a todo el pueblo iraquí y también a la presencia cristiana en la Nación. Así, en cuestión de una noche, los cristianos de la Llanura de Nínive se han encontrado en la calle, fueron forzados a dejar casas, trabajos, recuerdos, propiedades, escuelas...Simplemente todo. Habiendo perdido todas las garantías, la nueva experiencia de vida ha sido muy dura. Tan sólo las palabras de Nuestro Señor Jesús en el Evangelio de Mateo "Felices quienes son perseguidos a causa de la justicia, porque suyo es el Reino de los Cielos" nos consuelan y curan nuestras heridas. Hemos comenzado a escuchar los testimonios de algunas familias de desplazados, que nos han contado su experiencia, diciendo: "No obstante los sufrimientos y las dificultades por el hecho de ser desplazados, nos hemos vuelto a encontrar más cerca de la Iglesia, que tanto nos ha ayudado. Y cuando comenzamos a sentir que nuestra fe se ha vuelto más fuerte y madura, hemos comenzado a compartir las actividades espirituales". También otras familias de Qaraqosh y de otras ciudades de la Llanura de Nínive han dado su testimonio:  "Gracias a la catequesis del Camino neocatecumenal, hemos recibido tanta ayuda; hemos comenzado a conocer más profundamente a Cristo, y esto nos consuela frente a las pérdidas que hemos sufrido en nuestras ciudades". Hoy los desafíos son todavía muchos: secuestros, bombardeos, robos y el terror. Pero no obstante esta situación, hay muchas familias que guardan un compromiso con su tierra y con su Iglesia, que testimonian su fe, porque han comprendido que esta persecución reportará un gran bien a la Iglesia de Cristo, de la misma manera que ocurrió en sus comienzos, cuando las persecuciones ayudaron a la difusión de la Buena Noticia. Hoy les pedimos que nos sostengan son sus acciones y con sus oraciones. Finalizamos con un texto tomado de la primera carta de San Pedro: "Queridísimos míos, no os extrañéis de la violencia que, como un incendio, se ha desatado contra vosotros para poneros a prueba, como si os sucediera algo extraordinario. Alegraos, en la medida en que podais compartir los sufrimientos de Cristo, alegraos porque cuando se manifieste Su gloria, vosotros también desbordaréis de gozo y alegría. Felices si sois ultrajados por el nombre de Cristo, porque el Espíritu de la Gloria, el Espíritu de Dios, reposa sobre vosotros". José Ángel Gutiérrez joseangel@hispanidad.com