• Pero cuidado, el plan de los italianos sigue intacto y el interés de los fondos, también.
  • En el entretanto, Pepe Bogas y Javier Uriarte se han hecho fuertes en una Endesa desespañolizada.
  • Mientras Borja Prado sigue tocando el violín.
Luis de Guindos, ministro de Economía en funciones y, ahora también, desde la renuncia de José Manuel Soria, de Industria y Energía (en funciones, naturalmente), no quiere ni oír hablar de la venta de Endesa. Mientras esté este Gobierno no se vende, y punto, les ha dicho a los italianos de Enel. En definitiva, el Ejecutivo Rajoy no quiere que la eléctrica pase a manos de fondos de capital riesgo. Después del 26-J, ya veremos. Pero no se confundan. El plan diseñado en Roma permanece intacto y sigue adelante. Endesa continúa en venta y los fondos de capital riesgo no han disminuido un ápice su interés por la eléctrica. Creen que hay un buen negocio, a pesar del vaciamiento previo llevado a cabo por Francesco Starace y Cía. Lo que buscan estos fondos son empresas que se puedan trocear y vender por partes. Ya saben lo que propugnan: la suma de las partes vale más que el todo. Pero la vida sigue y mientras no se cierra la venta de la compañía, Pepe Bogas y Javier Uriarte se han hecho fuertes. Cierto es que las decisiones más importantes, las corporativas, de inversión, etc. se toman en Roma. De hecho, una de las primeras cosas que hicieron los italianos fue descabezar Endesa, esto es, cargarse el Corporativo y el área financiera. Ahora bien, para disimular, nombraron a Pepe Bogas consejero delegado, en sustitución de Andrea Brentan. Pero Bogas, un hombre de la casa de toda la vida y, sin duda, uno de los mejor preparados para asumir el cargo, ha aprovechado estos meses -desde octubre de 2014- para ir tomando sus propias decisiones en el día a día de la compañía, al margen de Roma. En definitiva, tanto él como el director de comercialización, Javier Uriarte, se han hecho fuertes en la plaza madrileña. Si Starace pensaba que iban a ser meras marionetas, se equivocaba de principio a fin. Borja Prado, mientras tanto, sigue tocando el violín. Pablo Ferrer pablo@hispanidad.com