A las desavenencias entre Trump y Mattis, sigue la orden, ya firmada para sacar las tropas de Siria
El portavoz de la Casa Blanca ha confirmado la firma que hace efectiva la orden para la retirada de las tropas americanas de Siria. Es el último trámite formal, tras las declaraciones del presidente Trump sobre la derrota del Estado Islámico (EI). No ha dado más detalle, salvo una escueta afirmación: “El decreto para Siria ha sido firmado”.
Al anuncio ha seguido la reacción dispar de los políticos americanos o los aliados internacionales. Para unos está justificada; para otros es prematura y puede desestabilizar la región. Y a esa orden, seguirá otra, para reducir significativamente el número de tropas en Afganistán. Son dos medidas que no comparte el secretario de Defensa, Jim Mattis, y por eso ha renunciado al cargo.
Los soldados americanos abandonarán Siria el mando de un nuevo jefe del Pentágono, Patrick Shanahan, que asume su puesto en enero, después de la renuncia de Jim Mattis por las diferencias con Trump. Mattis, en concreto, explica en la carta de despedida que “lo correcto para mí es renunciar a mi cargo”, apelando al derecho del presidente a “tener un secretario de Defensa cuyos puntos de vista estén mejor alineados con los suyos.”
“Mi punto de vista es tratar a los aliados -añade Mattis- con respeto y también tener en cuenta tanto a los actores malignos como a los competidores estratégicos, que están muy respaldados e informados por su inmersión en estos temas durante cuatro décadas”.
“Mi punto de vista es tratar a los aliados con respeto", reprocha Mattis en su carta de despedida
Trump ha adelantado que sustituirá a Mattis dos meses antes de lo previsto, un cambio interpretado en la Casa Blanca por el enojo que ha provocado esa carta en Trump. El presidente elegirá un candidato para el puesto en “un par de semanas”.
Es la misma línea crítica de Mattis, el presidente francés, Emmanuel Macron, que barre para su terreno, ha lamentado la decisión de Trump, con una coletilla: “un aliado debe ser confiable”.
De momento, Trump y su homólogo turco, Recep Tayyip Erdogan, han acordado, durante una conversación telefónica, prevenir el vacío de poder que puede provocar la medida en Siria.
No obstante, más allá de ese escenario, está claro que Turquía, encantado con la medida, podría dar rienda suelta a sus ataques contra los kurdos, aliados durante la guerra con EEUU pero que Erdogan considera terroristas. Su papel ha sido decisivo en la estrategia americana, en Irak primero y en Siria, después, para derrocar al Daesh.
El presidente americano, tras la conversión por teléfono con Erdogan, ha asegurado que éste le aseguró que eliminará cualquier combatiente del Estado Islámico. Así lo dijo en Twitter: “El presidente de Turquía me ha asegurado en términos muy firmes que va a erradicar lo que queda del EI en Siria. Nuestras tropa vuelven a casa.”