- El primer ministro Tsipras subraya que entre sus prioridades está renegociar la deuda -esto es, una quita- "para hallar una solución en beneficio de todos".
- El nuevo ministro de Economía griego, Yannis Varoufakis, lo corrobora: "La renegociación de la deuda casi ha comenzado, no nos queda más que remangarnos y empezar a trabajar".
- Y parece que a la troika también le interesa ampliar el plazo del rescate, o sea, renegociar la deuda, para ganar tiempo.
- Eso sí: no ha sentado bien en Europa la rapidez con la que los griegos lo dan por hecho, después de haber estado despilfarrando durante tantos años.
El nuevo primer ministro griego, Alexis Tsipras, del partido neocomunista Syriza, ha hablado hoy miércoles después del primer Consejo de Ministros. Su mensaje ha sido que el nuevo Gobierno "de salvación social" debe "acabar con el clientelismo político y la corrupción" y aplicar las "reformas que no han podido ser hechas durante 40 años".
Pero, respecto a lo que más importa a sus prestamistas -que les devuelvan el dinero prestado a Grecia- Tsipras ha subrayado que entre sus prioridades también están renegociar la deuda -esto es, un quita- "para hallar una solución en beneficio de todos", luchar contra la evasión fiscal, ayudar a las pymes y combatir el desempleo.
El líder neocomunista ha afirmado que "Grecia está lista para contribuir a una solución para toda Europa", y ha celebrado que esta semana se vaya a reunir con el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, y el jefe del Eurogrupo, Jeroen Djisselbloem. "Las negociaciones con ellos serán muy útiles", ha asegurado.
Palabras que coinciden con las del nuevo ministro de Economía griego, Yannis Varoufakis, crítico acérrimo de la "deuda odiosa" y favorable al "fin de las medidas de austeridad". "La renegociación de la deuda casi ha comenzado, no nos queda más que remangarnos y empezar a trabajar", dijo a la prensa Varoufakis.
Ahora bien, cabe preguntarse qué posibilidades tiene Syriza de obtener una quita de parte de la deuda, que asciende al 175% de su producción anual, y que sube a unos 240.000 millones de euros.
Y la respuesta es que no parece que haya muchas posibilidades, sobre todo porque el Gobierno alemán de Angela Merkel se opone rotundamente a este acuerdo, respaldado por el electorado alemán.
Además, Syriza no tiene mucho margen para ponerse firme con la UE y el FMI, pues Grecia tiene pendiente el pago de 4.300 millones de euros en marzo y más de 6.000 millones de euros en julio y agosto. Si Syriza no decide incurrir en impago, necesitará ayuda de sus prestamistas, una nueva línea de crédito y que el BCE inyecte dinero a los bancos griegos.
No obstante, a las dos partes les interesará ampliar el plazo del rescate de Grecia. Y si se amplía el plazo del rescate, el BCE deberá seguir inyectando liquidez a los bancos griegos con buenas condiciones. Ampliar el plazo serviría para que tanto Alexis Tsipras, líder de Syriza, como sus acreedores ganaran tiempo. Después se plantearían cómo alcanzar un compromiso a más largo plazo evitando la salida de Grecia de la eurozona.
Eso sí: no ha sentado bien en Europa la rapidez con la que los griegos dan por hecha una quita de su deuda, después de haber estado despilfarrando durante tantos años.
Andrés Velázquez
andres@hispanidad.com