Tal y como publicó Hispanidad recientemente, el cardenal de Valencia, Antonio Cañizares, escribió una carta al clero y a los católicos valencianos en la que les pedía que las iglesias de aquella región permanecieran abiertas, todo el día si fuera necesario, y que se aplicase el modelo polaco de, ante la pandemia, si los políticos reducen el aforo de cada misa, multiplicar las misas para que los fieles tengan más opciones de ir.

Pues bien: en la misma línea, ABC publica que, en Valencia, los capellanes de los hospitales están acompañando a enfermos, familiares y sanitarios para afrontar el coronavirus.

En concreto, la Capilla del Hospital Clínico de Valencia está abierta todos los días de la semana. El horario de apertura es de siete y cuarto de la mañana a ocho de la noche de lunes a viernes; y los sábados y domingos abre de nueve de la mañana a ocho de la noche, ininterrumpidamente. El sacerdote Juan José Segarra, su capellán, explica: “Los fieles cristianos pueden y deben orar a Dios por la salud de los enfermos en las celebraciones de la santa Misa diaria porque es la Iglesia entera la que está en misión. Cuando un capellán o persona idónea entra en una habitación, es toda la Iglesia quien entra con ellos”.

Esto permitirá la exposición menor del Santísimo Sacramento para que los fieles cristianos puedan adorar a Dios rogando por los enfermos y mayores

«Esto permitirá la exposición menor del Santísimo Sacramento para que los fieles cristianos puedan adorar a Dios rogando por los enfermos y mayores, por todo el personal sanitario y del hospital, y por los profesores y estudiantes de la Facultad que se están formando para el ejercicio de la Medicina. El Sagrario contará, además, con una luz exterior dirigida a la puerta dorada para realzar la presencia de Jesucristo Eucaristía», detalla. Igualmente, la imagen de la Virgen que preside el altar de la capilla cuenta con iluminación nueva, añade ABC.

Por su parte, el capellán Francisco de Borja Escrivá, del Hospital Arnau de Vilanova de Valencia, asegura que en esta tercera ola las peticiones de atención se han incrementado de manera notable. Igualmente, señala que no solo asisten a los enfermos y a sus familias, sino también a los profesionales médicos, porque ellos «también están necesitados del amor de Dios, y en esta situación tenemos que acompañarles y hacerles saber que Cristo está presente en medio de nosotros» en estos momentos donde el dolor y el sufrimiento se entremezclan, recoge ABC.

Asimismo, Enrique Alacreu, capellán del Hospital de la Ribera en Alzira, afirma que «a la labor de atender a muchos más enfermos en el hospital se ha unido el incremento del trabajo en la parroquia con los entierros». Pese a todo, «lo compensa el hecho de poder acercar a Dios a los que sufren». Alacreu destaca, además, el gran trabajo de los sanitarios y de todo el personal del hospital y el «respeto y el cariño hacia la figura del sacerdot». «Nos reconocen como una presencia alentadora, esperanzadora y necesaria», resalta, recoge también ABC.

Según recuerda el delegado episcopal de la Pastoral de Enfermos y Mayores del Arzobispado, Luis Sánchez: «Es precisamente cuando estamos gravemente enfermos, cuando más necesitamos la ayuda de Dios. Nunca nos olvidemos de recordar a los enfermos o a sus familiares hundidos en la angustia, que pidan la asistencia del capellán, que lleva la fuerza divina de la Esperanza en la palabra consoladora del Evangelio y, especialmente, en los Sacramentos de curación: la Eucaristía, la Reconciliación o Penitencia, y –el más importante en estos momentos– la Santa Unción: ¡Jamás permitamos que un ser querido, gravemente enfermo, no reciba la fuerza santificante de la Unción de los Enfermos!», expresa Luis Sánchez, concluye ABC.