Deutsche Telekom comenzó el año mejor de lo esperado y no solo por el crecimiento de su filial norteamericana T-Mobile, cuyos ingresos alcanzaron los 16.483millones, un 62,3% más, sino por el aumento del negocio en Alemania. La teleco germana, participada por el Estado (15%), disparó la facturación un 32,3%, hasta 26.400 millones de euros -gracias a la compra de Sprint en EE.UU.- y el Ebitda, un 41,3%, hasta 9.200 millones. Eso se tradujo finalmente en un beneficio neto de 936 millones de euros, un 2,2% superior al del año anterior.

Como hemos señalado antes, una de las claves fue la evolución del negocio en Alemania, donde los ingresos por servicios aumentaron un 1,9% gracias, en gran medida, al negocio del fijo, que creció un 4%. Otra buena noticia: el flujo de caja libre repuntó un 100% y alcanzó los 2.600 millones. Mucho peor fue el resultado en el resto de Europa, donde la facturación cayó un 1,1% y no superó los 2.729 millones.

Todo esto está muy bien y el mercado lo ha premiado con una subida de la cotización que durante la mañana de este miércoles superaba el 2,5%. Lo que, al parecer, no han tenido en cuenta los inversores ha sido el aumento del 67% de la deuda, que ya alcanza los 129.530 millones de euros. Y esto es bello e instructivo porque, mientras Telefónica se ve penalizada por tener una deuda de 35.000 millones, con una capitalización que ronda los 21.300 millones, la alemana goza del favor del mercado con una deuda que roza los 130.000 millones de deuda frente a una capitalización de 80.000 millones.

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