- Al mismo tiempo, John Cryan, lanza otro grito de socorro desde Alemania por la política monetaria del BCE.
- En España ha superado el plazo que se marcó para vender: no encuentra candidato para comprar por el precio que pide.
- Por eso las opciones se reducen, con los grandes fuera, a uno de ellos, BBVA y Abanca, para salir de la zona.
- Credit Mutuel se lo piensa por otras razones, tras la ruptura de la alianza con el Popular con Targobank.
- La presencia en zonas turísticas y los clientes cautivos (alemanes jubilados y ejecutivos de multinacionales) juegan a favor de Deutsche.
Deutsche Bank intenta vender desde principios de marzo sus activos en España -lo avanzó Hispanidad con un escueto Deutsche Bank se marcha de España-, pero no consigue porque pide más de lo que le ofrecen. Tiene prisa, además, por el ritmo impuesto por el consejero delegado,
John Cryan, para que el banco vuelva a ser,
sobre todo, un banco alemán. La consigna, de hecho, era venderlo en el primer semestre, que ya ha pasado.
En paralelo,
John Cryan sigue insistiendo ante el BCE que acabe con "la era del dinero barato". No es la primera vez. Lo hizo con contundencia, por ejemplo, hace un año, cuando desmintió una fusión con
Commerzbank, al tiempo que defendía más
fusiones "no sólo nacionales; también transfronterizas".
Las razones son las mismas: la política monetaria, con tipos de interés en mínimos, estrangula los márgenes, lo cual dibuja una de las
contradicciones del sector, forzada a tender mucho capital y pocos empleos, mientras se impulsa desde Bruselas un
proceso de concentración bancaria continental.
La diferencia, esta vez, es que Cryan, además, ha alertado por las posibles
burbujas en los mercados de capitales (acciones y bonos), durante un
acto organizado por Handelsblatt.
Prisas para vender, mientras, en España, pero no a cualquier precio. Las dos cosas. No necesita
regalar para irse y el valor de su negocio ronda, cuando menos, los 750 millones (235 sucursales, con unos 2.500 empleados, 650.000 clientes y unos 16.000 millones en activos). 750 millones, ojo, después de que se hubiera puesto el listón muy alto, al principio, en torno a 2.000 millones, al incluir el negocio de empresas o gestión de patrimonio, que Deutsche Bank quiere conservar.
Ahora bien, el cuaderno de venta no despertó el entusiasmo, como quien dice, básicamente porque su modelo de negocio no encaja para los bancos patrios.
BBVA ha entrado en liza, como otras entidades que buscan nichos de negocio. A favor de Deutsche Bank juegan su presencia en grandes ciudades y que opera en
zonas turísticas (Baleares, la alicantina Costra Blanca o la andaluza Costa del Sol). Y entre sus clientes cautivos tiene a
extranjeros jubilados en España y ejecutivos de multinacionales, una
nómina, en fin, interesante.
El problema que plantea el
BBVA es que no ofrece mucho (la mitad de lo que pide Deutsche). La red es atractiva también para
Abanca, para salir fuera de Galicia, y para también el banco francés
Credit Mutuel. Hasta junio impulsaba, junto al Popular, la actividad de
Targobank (125 sucursales en España), pero todo se fue el traste cuando
Emilio Saracho vendió al banco galo, antes de que el Popular pasara a manos del Santander su participación del 49,9%.
Rafael Esparza