- Hace una semana, fue consagrado Joseph Zang, algo que sorprende en un régimen que niega la libertad religiosa.
- El obispo ordenado en 2012 está en arresto domiciliario, desde que renunció por las presiones de la 'iglesia oficial' (controlada por el PC).
- China cuenta con 12 millones de católicos, pero no lo tienen nada fácil para seguir en comunión con Roma.
La
Santa Sede ha aprobado ya la ordenación de un nuevo obispo en
China, el segundo en más de tres años, y los católicos de ese país ya se están preparando para ello. La ordenación episcopal del padre
Cosmos Ji Chengyi tendrá lugar en la provincia de
Henan y se anuncia
una semana después de que Joseph Zang Yinlin fuera consagrado como obispo coadjutor de
Anyang, en la misma región. En la imagen, esa última consagración.
El Gobierno chino ha sido feroz en su actuación para arrinconar a los católicos de ese país (entre 8 y 12 millones). De hecho, la comunidad está partida en dos. Hay una
iglesia clandestina que está en comunión con Roma y también la
iglesia oficial, dirigida por la
Asociación Patriótica Católica China, que responde ante el
Partido Comunista. Se lo contábamos recientemente al explicar cómo
los cristianos chinos se rebelan contra la dictadura comunista y colocan cruces en sus casas.
El portavoz de la diócesis de Henan, el sacerdote
Li Jianlin, ha asegurado este martes que tanto monseñor Zhang, el obispo consagrado hace una semana, como el padre Ji, que lo será en breve, cuentan con la aprobación del
Papa Francisco. La iglesia local, ha explicado, está preparando el templo para la ordenación.
"Los católicos están emocionados porque es la primera vez desde la fundación de la provincia de Henan que había una ceremonia de ordenación reconocida por ambas partes", ha dicho el padre Li, en referencia al visto bueno de las autoridades chinas como del Vaticano.
Antes de tuviera lugar esta aparente apertura del régimen chino, la última ordenación episcopal, el 7 de julio de 2012, fue la de monseñor
Thaddeus Ma Daqin como auxiliar de
Shangai. Ese prelado sigue todavía bajo arresto domiciliario en el seminario de Sheshan,
castigado por el régimen tras presentar su dimisión para protestar precisamente contra las presiones de la Asociación Patriótica Católica China.
Rafael Esparza
rafael@hispanidad.com