Para entendernos: el BBVA se planteó la fusión con el Sabadell como medio para alejar al Santander. Carlos Torres no quiere ni oír hablar de una operación corporativa con el banco que preside Ana Botín. Ni él ni la gran mayoría de los empleados de la entidad, para quienes la filosofía del banco cántabro es diametralmente opuesta a la suya.

Ahora bien, la ruptura de conversaciones con el Sabadell no ha disipado, antes al contrario, el riesgo de caer en manos del Santander, y por eso Torres ultima una fuerte recompra de títulos para ganarse a los accionistas del banco, especialmente a los fondos de inversión: Blackrock posee el 5,9% del banco y Norges Bank, el 3,3%.

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Además de contentar a los accionistas, la recompra de títulos no afecta a los recursos propios. Es decir, es una medida a la que el BCE no puede poner pegas. En otras palabras, los dos grandes defensores de la unión Santander-BBVA, Nadia Calviño y Luis de Guindos, no tendrían más remedio que aplazar su proyecto de constituir un gran banco español de ámbito internacional.

En cualquier caso, la recompra de acciones no despeja los otros dos frentes que amenazan la presidencia de Torres: Villarejo y Turquía.