• El nuevo presidente asume el cargo con una promesa de diálogo y apelando al esfuerzo de todos.
  • Macri reconoció que los desafíos "son enormes" y los problemas no pueden solucionarse "de un día para el otro".
En Argentina, Mauricio Macri asumió la presidencia del país (en la imagen) en un acto que no contó con la presencia de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner por desavenencias sobre el sitio en que se haría y el operativo de seguridad que se montaría. Sin embargo, un grupo de kirchneristas se desmarcaron del mal perder de Fernández y asistieron a la toma de posesión de Macri. Es el caso, por ejemplo, del mismísimo rival de Macri en la segunda vuela, Daniel Scioli, cuenta El País. Otro de los que estuvo fue el gobernador de la provincia norteña de Salta, Juan Manuel Urtubey. También comparecieron otros gobernadores kirchneristas como la de Tierra del Fuego, Laura Bertone, el de Tucumán, Juan Manzur, el de La Rioja, Sergio Casas, y el de Formosa, Gildo Insfrán. En cuanto al acto en sí, Mauricio Macri convocó a un amplio diálogo político que considera necesario para cumplir con sus promesas de reactivar una economía estancada y transparentar la gestión estatal, recogió Reuters. "Queremos el aporte de todos, de la gente que se siente de derecha o de izquierda, de los peronistas y antiperonistas. Es un desafío excitante tras años de prepotencia inútil", dijo Macri en su discurso. Y es que tras 12 años de gestión de la centroizquierda peronista-kirchnerista, Macri deberá realizar ajustes en la tercera economía de Hispanoamérica, pero con cuidado de no afectar los logros sociales alcanzados en la última década. El presidente, que tiene el respaldo de los mercados, no dio el jueves detalles sobre cómo impulsará una economía agobiada por la escasez de inversiones, la elevada inflación y un grave déficit fiscal, pero reconoció que los desafíos "son enormes" y los problemas no pueden solucionarse "de un día para el otro". José Ángel Gutiérrez joseangel@hispanidad.com