- La reunión con KPMG, que conoce como nadie las tripas de la energética, es para decidir la quita.
- Es su asesor en el frente financiero, del mismo modo que han fichado a Uría Menéndez para el frente jurídico.
- Además, creen que no habrá un socio industrial, o fondos, antes del concurso: esperan a precios de saldo.
- Y tras el encuentro con los bancos, KPMG se reunirá también, este miércoles, con los bonistas.
Los bancos acreedores de
Abengoa tienen dos frentes para salir del
atolladero en el que les ha metido el
preconcurso de acreedores de la energética. Por un lado, el frente financiero, la
deuda, para el que han contratado los servicios de
KPGM, la consultora que mejor conoce las
tripas de Abengoa y con la se han reunido este lunes (ha realizado ya dos
informes). Y por otro lado, el frente jurídico, para el que han contrato al bufete
Uría Menéndez.
El partido, como quien dice, acaba de empezar. Hay cuatro meses, según la
Ley de Insolvencias, para la fase de preconcurso, antes de llegar al concurso de acreedores, que, dicho sea una vez más, los bancos consideran inevitable.
¿Qué han analizado con
KPMG? Lo que más les preocupa en estos momentos; es decir, la deuda de la compañía sevillana,
más de 20.000 millones de euros, el 40% de ella en bancos españoles, y las posibilidades para reestructurarla.
Ahora bien, lo que no contemplan bajo ningún concepto, de momento, es la fórmula de una quita (asumible) con
capitalización de la deuda. En otras palabras, rechazan de plano convertirse en accionistas
por obligación de Abengoa.
Los bancos acogieron a esa fórmula en el
rescate de
Pescanova, que finalmente logró salir de la crítica situación de concurso (ha tardado dos años). Pero a juicio de los bancos, la situación en Abengoa es muy distinta, tanto por el elevado apalancamiento como por la capacidad limitada de generar ingresos y porque exige una gestión más compleja.
En plata, lo que quieren saben los bancos y para eso se han reunido con KPMG es cuánto les puede pagar Abengoa por lo que les debe -aceptando una quita- y punto. De capitalización de deuda, nada. Y todo ello en concurso de acreedores.
Resisten por tanto la presión social y política para salvar Abengoa. O sea, que lo que digan el ministro de Economía,
Luis de Guindos, como el viernes
tras el Consejo de Ministros; la presidenta andaluza,
Susana Díaz; la
Casa Real o los sindicatos (cada cual por el conducto que elija) no les incumbe. Pueden decir lo que quieran, pero su postura es firme.
La otra posibilidad que tiene Abengoa de llegar a buen puerto en el precuncurso de acreedores sería la entrada de un
socio industrial o de
fondos de inversión. Pero sobre este punto, y conociendo la
espantada de Gestamp, los bancos acreedores tampoco tienen dudas. Sería estupendo para ellos y pueden creer, incluso, como Guindos que la empresa es viable, pero…
Las razones de Gestamp fueron las
trampas que encontraron las cuentas de Abengoa, en situación mucho más crítica de lo que parecía. Y las razones de los fondos son parecidas pero de otra índole: para qué entrar cuando nadie quiere hacerlo por el precio. Mejore esperar a que esos mismos precios sean de saldo, entonces sí.
KPMG se reúne con los bancos acreedores del mismo modo que se reunirá el miércoles, día 2, con los
bonistas, que es otro de los frentes donde está el problema de la deuda de Abengoa.
La tecnológica afronta vencimientos de bonos y obligaciones por unos 3.500 millones de euros en cinco años, pero casi la mitad de ellos hasta de 2018. En 2016, esos vencimientos superan los 600 millones y en 2017, casi 800 millones.
Y a todo se añade, por último, la
deuda con los proveedores, que lo tienen también bastante complicado. Esa deuda supera los 4.000 millones y fue la principal razón de la huida de los vascos de Gestamp. 500 de esos millones vencen en cuatro meses, el periodo del preconcurso de acreedores. Los hermanos Riberas vieron esas cuentas y escaparon.
Rafael Esparza
rafael@hispanidad.com