• La acción seguirá penalizada en bolsa mientras dure el suspense sobre la ampliación de capital o las desinversiones.
  • Ojo, y todo ese compás de espera para reducir la deuda neta corporativa sólo un 18%.
  • Problema: la capitalización bursátil ha oscilado en un mes entre 700 y 1.000 millones de euros, al mismo son que el valor.
  • Lo demás es hojarasca, argumentos para los que especulan a corto plazo.
Abengoa no despeja su horizonte y por eso, desde hace un mes, tanto sube como baja tanto en bolsa. Una montaña rusa, un clásico, en toda regla. Pero ojo, con esos vaivenes, la capitalización bursátil de la tecnológica tan pronto se acerca los 1.000 millones como retrocede a los 700. Un lío, si tenemos en cuenta que el importe de la ampliación de capital anunciada el 3 de agosto es de 650 millones. Los datos abruman: en doce meses ha perdido el 80% de su valor y desde enero, más del 60%. Pero si ha tenido un mes agitado en toda regla ese ha sido agosto, que coincide con los propios malabarismos de la sociedad para despejar su futuro. La conclusión es clara: mientras la compañía de los Benjumea, que controlan el 57% de la compañía, no aclare los términos de la ampliación, la acción seguirá penalizada. Y no puede hacerlo, al mismo tiempo, porque no se espera su ejecución hasta finales de octubre. El resto es hojarasca. Y ahí se incluye desde qué bancos aseguren la operación o en qué porcentaje acudan los Benjumea. Un misterio a falta de resolver. La viabilidad de Abengoa, para que me entiendan, pasa por una solución a la deuda corporativa, que a su vez depende de una ampliación de capital (650 millones) y de la venta de activos (por importe de 500 millones). Y hay que decirlo todo, toda la ampliación equivale al 14% de la deuda neta corporativa, que asciende a 4.700 millones. Y la idea de los Benjumea es destinar la mitad de la ampliación, unos 300 millones, a reducir deuda (el 7% del total). Y con los 500 millones de desinversiones recortarían la deuda otro 11%. Vamos, que con ampliación y ventas juntas sólo recudirían la deuda un 18%. Pero las dudas y la incertidumbre siguen ancladas precisamente en esos extremos, que la empresa no aclara y que el especulador aprovecha para los movimientos cortos. Le basta un rumor hoy como una sospecha mañana. Y mientras no se despeja es punto crucial, Abengoa puede cotizar a 1,20 euros, como a principios de agosto, cuando los Benjumea anunciaron la ampliación, como a desplomarse hasta los 0,75 en las dos semanas siguientes o, en fin, recuperar en unos días la cota de los 1,15 euros para volver a desgastarse después hasta los 0,85. Este viernes sube algo y cotiza a 0,9 euros. Y todo eso, claro, se traslada a la capitalización bursátil, que sube y baja en la misma proporción, pero que en el caso que nos ocupa no es ninguna broma: esa capitalización equivale al 65% de la ampliación de capital prevista. Este viernes, por ejemplo, la compañía vale 782 millones en bolsa. Y la ampliación de capital, recuerdo, es de 650 millones. Hace dos semanas, Abengoa estaba peor: no valía ni 700 millones. Rafael Esparza rafael@hispanidad.com