- Le sobran todos, pero sobre todo quiere cavar con Soraya y Margallo.
- Curiosamente, el que se iba a marchar, Luis de Guindos, se podrá quedar si él quiere.
- Es la hora de los jóvenes vicesecretarios generales.
- En cualquier caso, el cainismo español se impone el día después.
- Y mientras, Pedro Sánchez pelea en la guerra civil interna de los socialistas.
En cualquier otro país,
en la noche del 26 de junio, los líderes perdedores habrían otorgado el 'placet' para que el vencedor formara gobierno. Aquí no. En la España cainita y sectaria, en una palabra,
en la España rencorosa, tanto Sánchez como Rivera se niegan a abstenerse en una sesión de investidura. Por tanto, en principio, estaríamos abocados a unas
terceras elecciones.
¿Qué pretende
Mariano Rajoy? (
en la imagen). Pues no se equivoquen. Quiere formar Gobierno pero un gobierno muy distinto del que ha mantenido durante una legislatura.
En otras palabras
quiere que PSOE y C's se abstengan para ser investido pero que, además, se logre un acuerdo sobre cuestiones básicas
que le permita gobernar con 137 diputados.
Y también pretende otra cosa. Toda vez que consiga ser investido prescindirá del grueso del Gabinete que le ha acompañado durante una legislatura. Condenados están aquellos que
Albert Rivera ha señalado como los líderes con los que pactaría: la vicepresidenta
Soraya y el ministro de Exteriores,
García Margallo. Rajoy les considera traidores y, lo que es peor, su influyente esposa, Viri, también los considera traidores.
Curiosamente, emerge la figura de quien iba a salir,
Luis de Guindos, candidato a todos por sus buenos oficios en el debate económico durante la legislatura.
Rajoy, aunque todavía no se lo plantea (es un hombre que trabaja partido a partido) prefiere cambiar de equipo y rejuvenecer el partido. Es la hora de los
seis vicesecretarios generales, de todos los jóvenes salvo
Javier Arenas, que es joven pero sólo de espíritu. Pero claro, todo depende de cómo le vaya en los pactos.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com