Se acaba la guerra en Siria. Bashar al Asad tenía razón. Occidente no. Aprendamos la lección.

Lección primera: Occidente metió la pata. Bashar al Asad era el bueno, no el malo. No era un santo, pero defendía la libertad religiosa de los cristianos... que es la clave de los conflictos con el islam y en todo Oriente.

En este caso, Vladimir Putin tenía razón. Esperemos que Occidente no tropiece de nuevo con la misma piedra

Para ser más exactos, puedes confiar en un país oriental, aun cuando no tenga fórmula de democracia parlamentaria, si los panteístas orientales o los musulmanes respetan a los cristianos, porque, no nos engañemos, salvo excepciones, los perseguidos en el mundo por causa de su fe son los cristianos.

Es la más estúpida decisión de Occidente durante las últimas décadas. Pero, al final, ha ganado el bueno: Bashar al Asad

Al Asad respetaba esa libertad y gracias a la Rusia de Putin –no a Europa ni a EEUU– ha triunfado sobre un enemigo salvaje y poderoso: Occidente, apoyando indirectamente al ISIS, con la presión de los wahabitas árabes y de Israel. La más estúpida decisión del Occidente cristiano durante las últimas décadas.

Esta vez han ganado los buenos.