Fray Junípero Serra es el creador de California. Canonizado por el Papa Francisco, nadie hasta el momento había puesto en solfa al creador de misiones, en la costa californiana. Unas misiones dedicadas a evangelizar y que se convirtieron, por tanto -sí, he dicho por tanto- en focos de civilización y de creación del Estado más floreciente de Norteamérica que, por cierto, suele votar demócrata.

El santo mallorquín jamás ha sido puesto en duda por los norteamericanos, pero eso era antes de que llegara la locura George Floyd. Observen el vídeo donde pensadores profundos derriban una de la estatua del fraile creador de California. Muy edificante: era un racista.

En su homilía del pasado sábado, el obispo de Alcalá, Juan Antonio Reig Pla, uno de las claves del Episcopado español, y un tipo intelectualmente sólido, aseguraba que el coronavirus fue una tragedia pero que el asunto Floyd resulta mucho más grave.

Lo comparó Reig con el Mayo francés del 68. Lo importante no fueron los altercados en París sino la corriente de relativismo que generó y que agrandó y perpetuó la violencia en un Occidente degenerado, incapaz de desarrollar su origen cristiano.

El obispo de Alcalá Reig Pla considera que el caso George Floyd es más peligroso que el coronavirus. Yo también

Lo de Floyd está generando una curiosa acracia ladrona, donde lo malo no es que se discuta la autoridad de la policía: lo que se discute es la autoridad y, con ella, la moral y la razón.

Se propende a un mundo sin principio alguno y ya se sabe que donde no impera la fuerza de la ley -siempre que la ley sea justa, claro- acaba por imponerse la ley de la fuerza.

Lógico: como no se respeta principio alguno, ¿por qué contenerse? ¿Por qué ser comedido? El más fuerte, gana. sDe entrada, la fuerza bruta siempre vencerá a la fuerza policial porque, hasta en las tiranías, policías, jueces y gobiernos tienen que atenerse a unas normas: a las que ellos dictan. O la menos tiene que disimularlo. Los vándalos no.

Pero Reig Pla no apuntaba a los saqueadores: apuntaba a que, de la misma forma que el Mayo Francés creó el relativismo, la duda sobre cualquier norma o sobre cualquier realidad, los de George Floyd puede provocar algo peor: lo que este fin de semana calificábamos como blasfemia contra el Espíritu Santo. Es decir, la puesta en solfa de cualquier principio moral, la impunidad. El capricho convertido en norma. La primera y más evidente modalidad: el saqueo. A fin de cuentas, donde no hay principios justos sólo hay finales violentos.  

En Stuttgart, un control a narcotraficantes genera una oleada de violencia y saqueos

Y esa violencia sin fin recorre el mundo. En Stuttgart, el control a unos presuntos narcotraficantes-camellos una detención provoca una oleada de vandalismo y saqueos. Lo de los saqueos es muy importante.

Si la policía se ha pasado con el camello yo me robo una televisión. Una relación causa-efecto sin mácula, un silogismo perfecto.

En Reino Unido, un libio asesina a tres personas a cuchilladas. Se sentía marginado el chavalote y no tuvo otro remedio que asesinar a unos cuantos esclavistas que pasaban por ahí. Eran blancos occidentales, ergo culpables de racismo. Como Junípero Serra.

En Reino Unido, un libio asesina a tres personas a cuchilladas. Se sentía marginado, el chavalote

Ya lo decía Donald Trump durante su primer mitin postcoronavirus: “hay muy mala gente por ahí afuera”.

Y aqui, en Mallorca.  la concejal de Podemos en el Ayuntamiento de Palma, Sonia Vivas, edil de Justicia Social, Feminismo y LGTBI, pidió en las redes sociales que la estatua del fraile misionero fuese "tirada pacíficamente". Una contradicción in terminis, lo mismo que 'pensamiento de izquierdas'.