Lo primero que conviene aclarar es que el problema catalán no tiene solución, por lo que deja de ser un problema. Toda apelación al diálogo es inútil.

Además, los separatistas tienden al fascismo. Si no, comprueben cómo se alían burgueses y proletarios, católicos y ateos, contra Madrid: han deificado la nación catalana y la deificación de la nación recibe el nombre de fascismo.

Y el procés no tiene solución: el diálogo no sirve para nada

Sí, incluso se unen a ellos los chiflados ácratas de la CUP. Todos, burgueses, socialistas, comunistas, anarquistas, adoran al mismo dios: la república catalana.

Conviene recordar que la patria –y el patriotismo- es importante, pero no es dios. Ni la patria catalana es dios ni la patria española es dios.

En Cataluña no está en juego la independencia de nada, sino la libertad de los catalanes que no quieren separarse de España

Pero el problema catalán no tiene otra solución que hacer cumplir la normas a la fuerza y ni hablar de convocar un referéndum. De hecho, habrá que aplicar de nuevo el 155 y alguno más... y durante más tiempo o de forma permanente. Para proteger a los catalanes españolistas y para vencer a los separatistas. Pero sin aspavientos.

Y de paso, la concordia nacional entre españoles

Y en Cataluña se juega, además, la concordia nacional.

Por cierto, la raíz del problema catalán es la descristianización de Cataluña, así como la raíz de los problemas de España es la descristianización del conjunto de España. A los españoles, catalanes o no catalanes, nos han arrebatado aquello que nos unía: la fe.