La ministra de Educación y portavoz del Gobierno Sánchez, Isabel Celaá es una contradicción ‘in terminis’: le gustan los silogismos, pero mantiene un insano relativismo progresista, es decir, un relativismo bobalicón.

Y claro, si nada es verdad ni nada es mentira -único mandamiento del relativismo-, si todo depende del color del cristal con que se mira (que es el punto donde más lejos ha llegado el relativismo), resulta que no es posible silogismo alguno, solo sofismas.

El pobre Sánchez ignora que la tarea de demolición de la escuela católica ya ha empezado… desde dentro

Para entendernos: el Ejecutivo Sánchez pretende otra nueva educación en valores cívicos, que sustituya al cristianismo y que se parece, en espíritu y reconocimiento, a la patochada de Educación para la Ciudadanía, del señor Rodríguez Zapatero.

Para entendernos, la educación neutra no existe. Por tanto, la educación para la ciudadanía no es sino una mala educación. Y, además, dejémonos de tontunas: el PSOE de Pedro Sánchez no quiere modernizar la educación: lo que quiere es cargarse la educación católica.

​Toda teoría moral (los valores) implican una teología moral y el conocimiento siempre es dogmático

Y no es una tarea compleja, aunque el pobre Sánchez ignora que la tarea de demolición de la escuela católica ya ha empezado… desde dentro. Porque son mayoría los colegios, de religiosos, donde Cristo ha sido sustituido por una filantropía blandengona y hasta un tanto viscosa y porque algunos miembros de la Jerarquía eclesiástica tienen alma de filántropos y corazón ‘onegero’. Y el cristianismo, algo mucho más recio que todo eso… especialmente cuando aborda la justicia social y la pobreza.

Dos filosofías eternamente enfrentadas: la verdad existe y el hombre la puede encontrar… y su contraria

Volviendo a los muy cívicos valores: toda teoría moral (los llamados valores) implican una teología moral y todo conocimiento es dogmático… o no es conocimiento. Por el mismo motivo por el que el hombre no puede dar razón de su propia existencia. Todo su pensamiento parte del dogma y desarrolla el dogma, que no es más que un principio por confianza en una autoridad superior o por confianza en esa gran fortaleza de la razón que es el axioma.

En todo caso, y me temo esto es algo a lo que la ministra Celaá (de Pedro Sánchez ni hablamos) nunca llegará, lo que está en juego en el cole son las dos filosofías, las dos cosmovisiones, perpetuamente enfrentadas: la de quienes pensamos que la verdad existe y el hombre la puede encontrar… y la de quienes piensan lo contrario. Estos últimos son capaces de agarrase a un clavo ardiendo llamados valores cívicos… o Educación para la Ciudadanía.