A la ministra de Igualdad, Irene Montero, la sal de todos los platos, le encantan las palabras gruesas: ahora le ha cogido el gusto al palabro re-victimizar.

Hablo de la Manada de Sabadell. Cuatro presuntos miserables violan a una joven de 18 años en una nave. Durante el juicio, la joven tiene que revivir los hechos y el fiscal y los abogados defensores inquieren pormenores del caso. Mientras, las cámaras de televisión reproducen una y otra vez esos pormenores: cómo fue la violación múltiple, como la maltrataron, secuestraron y humillaron, si la tumbó sobre un sofá, etc. Una y otra vez.

La revictimización no se puede evitar, la retransmisión sí

Asociaciones feministas y la ministra Irene Montero aseguran que es re-victimizar a la víctima.

Ahora bien, ¿cómo va el fiscal a demostrar el delito si no se reviven los hechos, y quién puede revivir los hechos sino la víctima? ¿Acaso no caen en la cuenta de que si no le obligan a revivir los hechos, por muy tremendos y dolorosos que resulten, no se podría condenar a los acusados?

Lo que sí es suprimible es la conversión de un juicio por violación en un espectáculo televisivo. La revictimización no se puede evitar, la retransmisión televisiva sí.