Holanda es pionera y campeona de la eutanasia que acabamos de estrenar en España gracias a los socialistas, ese partido cancerígeno, pero, no lo olvidemos, con el apoyo entusiasta de la derecha arrimada.

Pero la pionera de la muerte digna, muy digna, continúa siendo Holanda. Este bello país nos marca el camino. Los cinco ejes eutanásicos de Países Bajos, que, como su mismo nombre indica, nunca habían caído tan bajo, son los siguientes:

1.Legalización de la eutanasia para niños menores de 12 años. Ya se sabe que los niños no saben lo que quieren. Así que a lo mejor quieren morirse. Vamos a hacerles el favor. En cualquier caso, alguien decidirá por el niño, no él.

2.”Sufrimiento por pérdida de funciones”. Esto es buenísimo, porque a partir de los cincuenta, todo quique pierde funciones. Es más, la medicina aclara que la plenitud celular del hombre ocurre a los 25 años. A partir de ahí, todo es decrepitud, más o menos rápida.

Y todo esto no significa sino algo muy simple: que si dependes de los demás, tu puñetera soberbia se rebela, asegura que deben ser los demás quienes te deban un favor. Tú a los demás, jamás de los jamases. Por tanto, lo que tienes que hacer es suicidarte para no depender de nadie. ¡Pues bueno eres tú!.

Nada etéreo: el relevante partido liberal holandés D66 propuso -seguirá proponiendo- que a toda persona mayor de 70 años de edad, que así lo solicite, hay que aplicarle la eutanasia.

Todo esto recuerda la frase de Tolkien, El Señor de los Anillos: “si no puedes dar la vida, no te apresures a otorgar la muerte”. Una gran verdad: porque ni los holandeses pueden dar vida, pero sí pueden practicar el homicidio. Para eso vale cualquiera.

3.El tercer eje merece especial atención: Ojo, si pediste la eutanasia en su momento no te puedes volver atrás en el momento de la verdad, cuando el médico-matarife te va a liquidar. Recuerden el caso de la doctora absuelta a pesar de que mató a una anciana que había querido la muerte digna’ pero que, a última hora no lo tenía claro: le mató igualmente y fue absuelta por ello. Cuando se crea un ambiente pro-homicidio…

4.Eutanasia para locos o para los que parezcan locos. Ya lo decidirá otro. Aquí viene a cuenta la sentencia de Chesterton: “loco no es el que ha perdido la razón, sino aquel al que sólo le queda la razón”. En un mundo de chiflados, perdón de depresivos, con el juicio particular más o menos afectado pero siempre afectado, los locos representan un filón para países o persona defensores de la eutanasia.    

5.Quinta vía, la más general, importante y definitiva: la que advierte mi amigo Javier Paredes; cuidado con el hijo -o nieto- cabroncete que no desea amargarse la vida cuidando a sus padres chochos. Para ese personaje, mucho más abundante de lo que imaginan, la solución final es, también, la primera en la que se repara.

Pero no lo duden: como Pedro Sánchez, ese buen hijo, o ese buen nieto, lo hace para que su papá, o su mamá, no sufra, lo que se dice nada de nada.

Cuidado con el hijo, o nieto, cabroncete

Y si se trata de evitar el dolor, ¿por que no prohibir la eutanasia y generalizar los cuidados paliativos? Pues porque no se trata de evitar el dolor sino de que viejos, locos, disminuidos o niños raritos, esto es, los débiles, no den la lata más de lo que aconseja el egoísmo común y/o comunitario… que de eso es de lo que estamos hablando cuando nos referimos a esta nueva conquista en derechos. Conquista de Pedro, de Pablo… y de la derecha arrimada.

Hay que reconocer que en esa nueva barbaridad, Pablo Casado, al menos por el momento, se ha comportado con coherencia. No sé cuánto le durará.

Y naturalmente, SM Felipe VI ni se inmutará al firmar otra ley inicua. Ya se sabe que lo suyo es un papel institucional. Es decir, papel mojado.

¿Y le herirá en su conciencia? No, es un progresista, institucionalmente progre.

Otro decidirá cuándo mueres y tú desearás una vida corta pero completa. Porque como dependas de otro…

Permitir la eutanasia en una sociedad envejecida como la actual es como acercar el fuego a la pólvora. Los hospitales europeos empiezan a convertirse en los nuevos campos de exterminio. Natural.