Ocurrió en la madrileña Puerta del Sol y los 'feroces' enfrentamientos se saldaron con varios detenidos por parte de las fuerzas del alcalde Almeida. Es decir, los mismos guindillas petimetres que durante el arresto domiciliario de marzo se permitieron interrumpir eucaristías en Madrid mientras nuestro muy cristiano Martínez almeida, educado en el colegio Retamar del Opus Dei, miraba hacia otro lado. 

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Ahora se trataba de unos ciudadanos que cantaban villancicos en la Puerta del Sol, poniendo en peligro la salud pública y la seguridad nacional. Naturalmente los guindillas se apresuraron a imponer sanciones: cantando puedes matar a cualquier, ¡estos miserables!

En cualquier caso, ¿nos aproximamos al catolicismo clandestino y a la Iglesia paralela? Todo indica que sí

En Hispanidad insistimos en el aroma cristófobo que emana de todo lo que rodea al coronavirus. O mejor, a las medidas para salvarnos de la vida -oh sí- del pérfido Covid-19. ¿Qué se apuestan a que toda esta profusión de normas anti-virus termina con la prohibición del sacrificio eucarístico? 

En cualquier caso, ¿nos aproximamos al catolicismo clandestino y a la Iglesia paralela? Todo indica que sí.