Da la impresión de que a Marck Zuckerberg le importa un bledo que le sancionen por utilizar indebidamente los datos de los usuarios de Facebook, Instagram y Whatsapp, porque ya son muchas las multas acumuladas. En Europa, más de 1.300 millones de euros, después de que Irlanda le haya impuesto una sanción de 5,5 millones de euros a Whatsapp por obligar a los usuarios a dar su consentimiento al tratamiento de sus datos privados por parte de la App, incluido en los términos del servicio. Si no aceptaban estos términos, no podían seguir utilizando la aplicación.

La sanción es mínima y no preocupa en la sede de Palo Alto. La que sí temen un poco más es la que le puede imponer la UE por abuso de posición dominante, un concepto por el que Bruselas multó a Google con 4.125 millones de euros. Tranquilos, Facebook tampoco quebrará.

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Lo cierto es que Facebook no es tan poderoso como Google, aunque su censura llega más lejos. Hablamos de la alianza Google-Facebook-Soros, que ha creado el censor global anticristiano. ¿Soros? Sí, el ultramillonario progre de origen húngaro financia a los verificadores -en España, Maldita.es, Newtral o la agencia EFE- que son los que le hacen el trabajo sucio -de campo- a Facebook, señalando aquellas publicaciones que se salen de los dictados del Nuevo Orden Mundial. Google, por su parte, se fija en lo censurado por Facebook para relegar esa información a la página 50 de las búsquedas, donde nadie la va a encontrar.

Por cierto, una censura, la de Facebook, que raya el ridículo, por ejemplo, censurando un artículo de Hispanidad en el que se citaba la película Diez Negritos, de Agatha Christie, por considerarlo racista y un “lenguaje soez”. Moraleja: desconfíen siempre de Facebook y Google y, en la medida de lo posible, prescindan de ellos.