
La comunista Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, ha rubricado hoy lunes con Pepe Álvarez (UGT) y Unai Sordo (CCOO) -y sin presencia ni de CEOE ni de Cepyme- el acuerdo de subida del salario mínimo interprofesional (SMI) hasta los 1.184 euros al mes en 14 pagas, lo que supone 50 euros más que la cuantía fijada para 2024.
El aumento del SMI tendrá efectos retroactivos desde el 1 de enero de este año y beneficiará a cerca de 2,1 millones de trabajadores.
Esta subida del SMI es un paso más para llegar al 60% del salario medio y cumplir con Carta Social Europea.
— Pepe Álvarez (@SG_UGT) February 10, 2025
Nos pusimos como meta, en 2016, subir el SMI para recuperar el poder adquisitivo de las personas después de la crisis financiera de 2008.
Hay que a continuar subiéndolo. pic.twitter.com/R4DVV9ALTN
La ultracomunista Díaz ha asegurado que "los enemigos de España no se encuentran en el SMI, sino en los fondos de inversión que especulan con la vida de la gente". Y ha añadido: "Si hay una herramienta que sirve para reducir la desigualdad y reducir la pobreza laboral esa el SMI".
Según la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, el SMI ha subido un 61% en los últimos años, mientras que la inflación ha subido un 23%.
Hispanidad ya ha repetido que la subida del salario mínimo impulsada por Sumar está muy, pero que muy bien, dado que en España se cobra poco. Subir la rentas bajas es una buena idea. Ahora bien, lo que es una pésima idea es subir los impuestos laborales que gravan el salario mínimo, en especial las cotizaciones sociales, aspecto este siempre ocultado tanto por la comunista Yolanda Díaz como por la socialista y ministra de Seguridad Social, Elma Saiz.
Es decir, que Díaz se ha negado a rebajar las cuotas sociales, que en España son las más altas de toda Europa. Y así, está consiguiendo que, mismamente, muchos matrimonios jóvenes estén pagando 1.000 euros pelados a su empleada del hogar mientras le abonan entre 400 y 500 a doña Yolanda. Es decir, está consiguiendo que muchos matrimonios jóvenes que contratan a un empleado del hogar lo hagan en economía sumergida. Probablemente, ese matrimonio preferiría pagarle más a su empleada, que así trabajaría mejor, y pagarle menos a Yolanda.