Las aguas parecen volver a su cauce, aunque lo cierto es que la rebeldía de los cuatro consejeros en representación de la Fundación Unicaja generó una desconfianza en el seno del Consejo que no se ha disipado. Efectivamente, la Fundación ya tiene los recambios preparados, pero de momento, el Consejo sigue siendo el mismo -casi el mismo-, aunque tenga fecha de caducidad.

Hablamos de la renuncia de Juan Fraile, que no se marchará hasta que no tenga recambio, y la salida de Teresa Sáez, Manuel Muela y Petra Mateos, que se deberá consumar tras la próxima Junta General de Accionistas. De momento, continúan en el Consejo como si nada hubiese sucedido, esto es, con plenos derechos y deberes.

Como decimos, los recambios ya están sobre la mesa. Así, si nada se tuerce, Natalia Sánchez, Miguel González, Juan Antonio Izaguirre y José Ramón Sánchez tomarán el relevo de los consejeros dominicales salientes, en representación de la Fundación Unicaja. Con esta operación, en principio, se habrán sofocado los movimientos internos que pretendían asegurar ya el nombramiento del CEO actual, Manuel Menéndez, en primer ejecutivo a partir de julio, cuando Manuel Azuaga pase a ser presidente no ejecutivo.

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A todo esto se suma la renuncia, notificada el jueves a la CNMV, de María Garaña, consejera independiente procedente de Liberbank y, por tanto, del entorno de Menéndez. Sí, su renuncia no beneficia al CEO, aunque su salida se materializará, como en el caso de los tres de la Fundación, tras la próxima Junta.

En definitiva, Unicaja ha reaccionado frente a Liberbank y parece que las aguas han vuelto a su cauce, aunque con un matiz importante: la creciente desconfianza.