El País, cada vez más podemita, cada vez menos racional, ha lanzado las campanas al vuelo porque, al fin, le han doblado el pulso a la vicepresidente Nadia Calviño, quien estaría dispuesta, incluso, a subir el salario mínimo interprofesional (SMI) este mismo año 2021, en contra de lo que había manifestado hasta ahora.

La verdad es que a algunos, el criterio de doña Nadia cada día nos importa menos. Asegurar que la recuperación de la economía española es tan potente que ya se puede pensar en subir el SMI, cuando lo cierto es que desde el último año computable, es decir, desde el segundo trimestre de 2019 al segundo trimestre de 2021, el PIB español se derrumbó casi un 20% (19,8%), frente al 13,2 de la Unión Europea (UE).

Es igual. Otra mentira más. La razón para subir el SMI en España es que los salarios bajos son muy bajos en España, que con 950 euros al mes, por 40 horas de trabajo semanales, por 14 pagas al año, no da para formar una familia. Es una razón de justicia y no tiene nada que ver con la ‘genial’ política económica de Pedro y Nadia, ni con que la economía española vaya a mejor -de hecho va a peor- o con que se pueda ceder a las reclamaciones de Podemos para subir el salario mínimo porque las cifras así lo permiten.

Nadia Calviño y Pedro Sánchez aseguran que la recuperación se consolida. Otra mentira más: lo cierto es que España es el peor país de Europa en la etapa Covid

Ni lo permiten ni lo dejan de permitir. Hay que subir los 950 euros de salario mínimo -brutos- porque es de justicia.

Pero, al mismo tiempo, para no engrosar la economía sumergida, para no asfixiar a las empresas, se hace necesario subir el líquido pero congelar el bruto. En otras palabras, subir el salario que entra en el bolsillo y suprimir las cuotas sociales y, si fuera posible y en la medida en que sea posible, las retenciones del IRPF para los trabajadores que cobran ese salario mínimo.

Es decir, que el trabajador cobre más y el Estado ingrese menos. Porque esto es lo que ocultan socialistas y podemitas: que subir el salario mínimo implica subir los impuestos laborales, y que, entonces, el empresario se ve obligado a echar mano de la economía sumergida y el trabajador a aceptarlo.

Repitan conmigo: la fórmula para el pleno empleo es: despido libre, impuestos bajos y salarios dignos.