El hecho de que sea doña Yolanda Díaz quien está empeñada en reducir la jornada laboral en España desde las 40 horas semanales a las 37,5 ya debería habernos hecho sospechar. Sospechar, digo, que la reducción de jornada no sea tan buena idea como nos venden.

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Naturalmente, doña Yolanda, una especialista en la materia, nos asegura que esto es un derecho, y cuando habla de derechos, a doña Yolanda se le enfatiza la voz y crece el timbre: ¿a ver quién es el guapo que se atreve a contrariar un derecho, pedazo de fascista?

¿Por qué cuando había más propietarios que proletarios, y más sociedad que Estado, hombre y mujer trabajaban en casa y vivían mejor?

Llegará un día en que tendremos necesidad de acotar los derechos porque sinceramente, yo creo que tengo un derecho inalienable de ser millonario, pero no hay manera y esto me tiene "cabizabundo y meditabajo". No cabe dura de que el mundo es injusto.

En cualquier caso, el problema de España es su falta de productividad y, con ello, de competitividad. En este escenario reducir la jornada laboral resulta, cuando menos, curioso.

Por eso doña Yolanda lo hace, no mediante una mentira sino mediante una contradicción flagrante, que, encima, ha tenido bastante eco: si trabajas menos horas produces más. ¿En serio? Esto no es un argumento, es un salto en el vacío que debería terminar con un... y si cuela, cuela.

A ver: si lo que hacías en 40 horas de trabajo lo haces en 37,5 y encima produces más... es que eras un vago de narices

Pero es que, además, la reducción de la jornada laboral no es una prioridad. Hay que preguntarse: ¿trabajar 40 horas semanales, 8 horas de lunes a viernes y fin de semana libre, es mucho? ¿Por qué cuando trabajábamos más de 40 horas semanales no estábamos tan estresados? A lo mejor no es que trabajemos mucho, sino que trabajamos mal. Pero, ¿quién da dicho que reduciendo la jornada laboral vamos a trabajar mejor?

A ver si el problema es que no orientamos nuestro trabajo como aportación al bien común sino sólo como medio para ganar dinero... De la misma forma que ya no estudiamos para saber, sino sólo para conseguir un empleo

¿Por qué cuando había más propietarios que proletarios, y más sociedad que Estado, hombre y mujer trabajaban en casa y vivían mejor? La revolución no ha consistido en que la mujer trabaje fuera de casa sino en que ambos, mujer y hombre, antaño dueños de una empresa pyme, familiar, en una economía llena de pymes familiares, eran propietarios de lo pequeño y no esclavos de lo grande, sea esto el Estado o las grandes empresas.

Y al fondo de la cuestión: a ver si nuestro agotamiento laboral consiste, no en el número de horas que trabajamos sino en que no orientamos nuestro trabajo como aportación al bien común sino sólo como medio para ganar dinero... de la misma forma que ya no estudiamos para saber sino sólo para conseguir un empleo.  

A ver si lo que me ocurre es que no pienso en lo que puedo hacer por los demás sino sólo en lo que el sistema, es decir, los demás, pueden hacer por mí.