Teresa Ribera insiste en recortar el dividendo de CO2 que reciben las centrales no emisoras de carbono anteriores a 2005, lo que afecta a nucleares, hidráulicas y algunas eólicas. Mientras, la patronal eléctrica europea (Euroelectric) ve erróneo socavar la viabilidad de los activos libres de carbono.

Decíamos que la vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico también debería escuchar a la ONU cuando dice que no se puede frenar el cambio climático sin la energía nuclear. Pero ella sigue a lo suyo y sólo insiste en su cierre progresivo acordado entre 2027 2035, algo que puede adelantarse, porque no hace otra cosa que asfixiarlas a través de impuestos y las ha convertido en inviables.

Ojo, porque ahora tampoco les ayudará con el anteproyecto de ley para recortar el dividendo de CO2, que ya es proyecto de ley y empezará su tramitación. Ribera considera que debe contar con la participación de todos los grupos parlamentarios “dada la envergadura de las modificaciones”. El secretario general de Euroelectric, Kristian Ruby, ha señalado que reducir dicha retribución “es una idea muy mala”, en declaraciones a Cinco Días. Ruby lo ve un “ejemplo de discriminación por antigüedad, ya que solo las plantas instaladas antes de 2005 se verán afectadas”, distorsionando el mercado y debilitando el principio de que quien contamina paga, yendo contra la transición energética, y se pregunta “cómo pueden los inversores apostar por las energías limpias si los gobiernos deciden de repente que también se castiga a quienes no contaminan?”. ¡Ribera, te estás luciendo!

Eso sí, este lunes, el precio de la luz le ha dado un pequeña tregua tras una semana caldeada con numerosos récords: se sitúa por debajo de los 90 euros por megavatio-hora. Claro que hay pocas razones para la esperanza porque “mientras la energía esté asociada a factores externos, el mercado nos perjudicará”. Es decir, la luz seguirá cara en los próximos meses. Y la energía verde no es la solución ni tampoco nacionalizar las hidroeléctricas, algo con lo que Ribera repite el error de Ábalos con las autopistas. Y ojo, porque Ribera se ha quedado perpleja ante el vaciamiento acelerado de los pantanos de Ricobayo (Zamora) y Valdecañas (Cáceres), ambos gestionados por Iberdrola, en sospechosa coincidencia con el alza histórica del precio de la luz, y lo investigará.