Repitan conmigo: el sistema español de pensiones está quebrado
Con el enervante metalenguaje del Banco de España, cuyo lema es "no mojarse ni en la ducha", Ángel Gavilán, el nuevo director del Servicio de Estudios la entidad -ahora rebautizado director general de Economía y Estadística- ha dejado constancia -por si alguien se lo reprocha en el futuro- de que él ya dijo que el sistema de pensiones español no es viable. No lo ha dicho así, naturalmente, pero en un futuro podrá demostrar, al menos defender, que él ya lo había advertido.
Porque es la verdad: es inviable. Con una nómina de pensiones contributivas a razón de 10.900 millones de euros al mes -por catorce pagas- que junto a prestaciones no contributivas supone un 40% del gasto público total, sencillamente el sistema de pensiones es inviable. Estamos pagando pensiones con deuda, una locura.
Y las dos únicas soluciones al problema son las que en Hispanidad llevamos repitiendo desde hace años: la urgente y la importante. La urgente consiste en retrasar, ya mismo, no mañana, la edad de jubilación hasta los 70 años. No es lo mismo si hablamos de un peón de albañil que de un catedrático, pero el retraso de la edad de jubilación (vivimos más ergo debemos trabajar más) es ineludible. Sánchez, en su carrera hacia adelante, hace dos cosas: negar la evidencia de que el sistema de pensiones no es sostenible, apoyado en iniciativas tan novedosas como la nueva estadística de ese nuevo podemita que es el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, trasmutado de estudioso en mago y tensar la cuerda cuando hay que pagar, al grito de "el que venga detrás de mí que arree". Sánchez se gana, con el dinero de los demás, el voto de los jubilados, cada vez más desesperados, porque ellos sí sufren el envejecimiento de la población que ellos mismos han provocado, al tener tan pocos hijos.
Sí, los pensionistas no se han pagado su jubilación, sino que pagaron con sus cotizaciones la jubilación de sus padres y de sus abuelos. Quienes ahora pagan su jubilación son sus hijos, y se las ven en figurillas para hacerlo.
Lo segundo que ha propiciado Sánchez, naturalmente, son más impuestos, verdaderamente confiscatorios, para poner pagar esas pensiones al ritmo del IPC. Insisto: en el que venga detrás que arree con tan nefanda herencia.
Pero además de retrasar la edad de jubilación hay que premiar la maternidad. La mujer que accede a tener hijos futuros contribuyentes para sostener el sistema, debe recibir un salario por parte del Estado, no de 100 euros de 0 a 3 años, sino de no menos de la mitad del salario mínimo por cada hijo, desde el embarazo y hasta que se independicen... ¿o es que cuando cumplen los tres años dejan de comer?
Sin retrasar la edad de la jubilación y sin salario maternal, ambos en esas proporciones, las pensiones seguirán asfixiando al conjunto de la economía española.
Y recuerden, a quien España maltrata no es a los viejos sino a los jóvenes.