La revolución cajera, entendida esta como una vuelta al espíritu mutual de las cajas de ahorros, casi hacia el viejo sistema mutual, puede empezar con Ibercaja, en Zaragoza, pero el camino no es fácil
La asignatura pendiente de la banca española en el presente momento es la remuneración de los depósitos. En efecto, si los tipos activos suben es lógico que suban los de pasivo. Pero aquí las entidades se comportan con una desesperante prudencia: no quieren poner en juego el estado de riesgos que consiguieron alcanzar con los tipos en negativo, una muy difícil etapa. No obstante, Ibercaja ha abierto fuego: si domicilias la nómina ofrecerá hasta el 5% en los primeros 6000 euros y durante el primer año. Hasta los 10.000 €, un segundo año, el 3%.
¿Significa esto esto una remodelación del coste del pasivo? No, todavía estamos muy lejos de los depósitos a plazo fijo y de los IPC. Más que regular el pasivo se trata de captar nuevos clientes, adelantándose a la competencia. Pero menos da una piedra y más daño hace.
Además, la clave está en que otros bancos se animen, sobre todo los tres líderes: CaixaBank, Santander y BBVA.
La asignatura pendiente de la banca española empieza a examinarse, aunque sea en febrero.