Este Gobierno no tiene remedio. Casi al mismo tiempo que Nadia Calviño aseguraba que había llegado a un acuerdo con la banca en materia hipotecaria y que “Caixabank claramente ha dicho que va a suscribirse”, Gonzalo Gortázar afirmaba, en el XXIX Encuentro del sector Financiero organizado por Deloitte, ABC y Sociedad de Tasación, que el banco todavía está estudiándolo. ¿Que hay buena disposición por parte del sector? Naturalmente que sí. A ningún banco le interesa tener clientes morosos ni quedarse con viviendas en propiedad.

En definitiva, que todavía no hay acuerdo. Calviño mintió, lo mismo que Sánchez durante la sesión de tarde en el Senado. Y no hay acuerdo porque faltan por concretar aspectos importantes. Por ejemplo, cómo se clasifican contablemente los créditos y si pasan a ser dudosos (stage 3), lo que implicarían más provisiones para el banco y más dificultad al cliente para acceder a un préstamo en el futuro.

José Antonio Álvarez (Santander), Onur Genç (BBVA), César González-Bueno (Sabadell), Manuel Menéndez (Unicaja) y la presidenta de la patronal AEB, Alejandra Kindelán -todos pasaron por el Encuentro Financiero- coincidieron en lo mismo que Gortázar: el sector quiere suscribirse al pacto hipotecario del Gobierno -tiene un mes para hacerlo- pero todavía está estudiando el texto y el impacto que pueda tener en la morosidad y en su solvencia.

Estamos pendientes de que “se acaben las discusiones” (Álvarez), “están trabajando” para cerrar el pacto (Genç) o “no sabemos cómo será el texto final. Lo analizaremos” (Kindelán), son algunas frases que desmienten el discurso del Gobierno y el mensaje de algunas de sus terminales mediáticas como el Canal 24 Horas de RTVE, que lleva todo el martes asegurando que el acuerdo ya está cerrado.

Por cierto, la adhesión al acuerdo es voluntaria y una idea debe quedar clara: al final, de lo se trata, es de alargar los plazos de la hipoteca, pero no de pagar menos. Al final, el cliente tendrá que pagar más.