El BCE subió este jueves el precio del dinero un 0,25%, hasta el 4,5%, un nivel que no se veía desde mayo de 2001. Algunos no habían nacido. “La inflación sigue disminuyendo, pero todavía se espera que se mantenga demasiado alta durante demasiado tiempo”, justificó el BCE en un comunicado.

No sólo eso, en rueda de prensa, Christine Lagarde empeoró las previsiones de la Eurozona: habrá más inflación y menos crecimiento que el previsto en mayo. Concretamente, el IPC cerrará 2023 en el 5,6% (frente al 5,4% anterior), será del 3,2% en 2024 (frente al 3% anterior) y no será hasta 2025 cuando caiga una décima, hasta el 2,1%.

Mientras, el PIB se quedará en el 0,7% en 2023 (frente al 0,9% estimado en mayor), en el 1% en 2024 (1,5% anterior) y cerrará 2025 en el 1,5%, una décima menos que la anterior previsión.

Pero entonces, si la inflación no está controlada, ¿por qué no sube más los tipos? Conviene recordar que el único mandato del BCE es precisamente ese: controlar la inflación.

Sea como fuere, la de este jueves es la décima subida desde julio de 2022 y lo más probable es que sea la última. “Sobre la base de su evaluación actual, el Consejo de Gobierno considera que los tipos de interés oficiales del BCE han alcanzado niveles que, mantenidos durante un período suficientemente largo, contribuirán sustancialmente al retorno oportuno de la inflación objetivo”, afirma el BCE en el comunicado.

Es decir, Lagarde se ha plegado a las exigencias de los políticos irresponsables que han engordado la deuda pública hasta límites nunca vistos, a pesar de admitir su fracaso para atajar la inflación. ¿O es que se puede dar por bueno no controlar la inflación hasta 2025? Para entonces, todos calvos. Lagarde no subirá más los tipos aunque, a cambio, asegura que los mantendrá en el 4,5% durante el tiempo que haga falta… tras admitir que las previsiones son peores ahora que antes del verano.

La clave, no nos cansaremos de insistir, es si los precios suben por exceso de demanda o por escasez de oferta. Si es por lo primero, bien está subir los tipos, pero si está provocada por lo segundo, subir el precio del dinero no servirá para nada más que para empeorar la situación. Y mucho nos tememos que ese es el caso. ¿Alguien, a estas alturas de la película, cree que el precio del aceite sube porque la gente se ha lanzado a comprarlo como si no hubiera un mañana? ¿No será más bien porque se produce menos?

La situación actual es consecuencia de la economía verde que nos asola, particularmente en Europa, y que lleva a producir, por ejemplo, menos energía (los ciclos combinados están paralizados), que arrastra a todo los demás. Sí, es cierto que la guerra de Ucrania también influye en la agricultura, pero conviene recordar que la inflación comenzó a dispararse antes del inicio de la guerra. No sirve como pretexto.

Conclusión: lo que hay que hacer no es subir los tipos sino aumentar la producción.