Las juntas de accionistas suelen ser meros trámites para la aprobación de los acuerdos propuestos por el Consejo de Administración. Así, en la gran mayoría de los casos, el interés radica en las intervenciones de los minoritarios y sus críticas a la gestión, al dividendo y al sueldo de los consejeros, incluido el presidente.
Pues bien, la Junta de Abanca, celebrada este lunes en La Coruña, contó con la participación del 86,3% del capital, es decir, de Juan Carlos Escotet, presidente del grupo y dueño del 84,75% del capital, y de poco más. Apenas hubo representación del 13% que está en manos de los minoritarios a los que el banco abonó un dividendo de 0,03 euros por título, en mayo, con cargo a los resultados del primer trimestre del ejercicio.
La Junta fue un paseo triunfal de Escotet, como se pueden imaginar, con porcentajes cercanos al 100% en todos los puntos del orden del día, incluido el consultivo sobre la remuneración de los consejeros. Así da gusto. Claro que esta situación sufriría un cambio brusco si Abanca saliera a bolsa. Por de pronto, tendría que ofrecer una información financiera mucho más detallada. ¿Aprovecharían los minoritarios para vender sus acciones? Sea como fuere, no está entre las prioridades de Escotet.
El comunicado remitido por la entidad destaca los diez años de trayectoria del banco. Lo que no dice, naturalmente, y por eso lo decimos en Hispanidad, es que surgió gracias al empeño de Núñez Feijóo en que fuera Escotet quien se quedara con NCG Banco aunque su oferta no fue la mejor. El líder del PP se negó, además, a que la entidad acabar en manos de los catalanes de Caixabank.
La Junta, o sea Escotet, aprobó el nombramiento como consejera de Inés Oom Ferreira da Sousa, y la reelección de Rosa María Sánchez-Yebra Alonso. Enhorabuena a los premiados… y premiadas.