Cada vez sale más caro financiar la deuda pública y eso, tarde o temprano, afectará a los contribuyentes
“Estamos manejando dinero público, y el dinero público no es de nadie”, afirmó Carmen Calvo cuando era ministra de Cultura con Zapatero, la misma que años después fue vicepresidenta con Pedro Sánchez. Lo sacamos a colación porque resulta que, mientras los hogares españoles y las instituciones sin fines de lucro al servicio de los hogares (ISFLSH) redujeron su deuda en 2022 (de 704,2 mil millones a 702,8 mil millones, el 53% del PIB frente al 58,4% anterior), según las cuentas financieras publicadas este miércoles por el Banco de España, el Gobierno de Pedro Sánchez disparó la deuda pública un 5,3%, hasta 1,5 billones de euros, un récord histórico que tardaremos muchos años en digerir.
Porque no conviene olvidar que la deuda, antes o después, hay que pagarla, también la pública que recae íntegramente en los contribuyentes. Y todo ese dinero destinado a devolver la deuda pública nos lo estaremos quitando de otras cosas como, por ejemplo, el estado del bienestar que, por cierto, también pagamos los contribuyentes.
El Banco de España también revela otro dato: a pesar de disminuir, la deuda de los hogares sigue siendo superior a la registrada antes de la pandemia. Y el contexto actual no es tan favorable como el de entonces, con tipos de interés al alza que encarecen la deuda. Además, la riqueza de las familias y las ISFLSH se redujo un 0,2% en 2022. No es mucho, ciertamente, pero no es bueno.