Como lo oyen: Ibercaja ha vuelto a retrasar su debut en el parqué, “a la vista de la alta volatilidad que se está registrando en los mercados de capitales internacionales en los últimos días, derivada de la situación de elevada tensión geopolítica mundial”. Así se lo ha comunicado este martes a la CNMV.

La noticia, seguramente esperada en el Kremlin, ha suscitado la duda en algún que otro escéptico antiglobalización. ¿Qué relación hay entre Moscú, Kiev y Zaragoza? Bromas aparte, lo cierto es que cuando anunció la apertura del proceso para salir a Bolsa, el pasado diciembre, la valoración del banco que manejaba el mercado implicaba una rebaja de alrededor del 50% sobre su valor en libros. Y entonces no había crisis ucraniana.

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Que conste que no es únicamente Ibercaja. Al resto de entidades le sucede exactamente lo mismo, y le seguirá sucediendo mientras el BCE no suba los tipos y reactive el negocio bancario. De este modo, a finales de 2021, el Sabadell cotizaba a un 32% de su valor en libros, Unicaja al 35%, Caixabank al 60%, Santander al 68%, BBVA al 73% y Bankinter al 85%, como adelantó Hispanidad.

Otra derivada, no menos interesante. A la vista de lo que le sucederá a Ibercaja -tener que salir a Bolsa por obligación a pesar de hacerlo muy barata-, tal vez haya llegado el momento de volver a las cajas de ahorro y derogar la nefasta ley de cajas, que lo que ha conseguido es acabar con ellas, aunque marcharan bien, como Ibercaja.