Alphabet, matriz de Google, comenzó el año como terminó el anterior, esto es, con muchas dudas sobre el futuro de su modelo de negocio, basado en la publicidad en su buscador. Un modelo que ha ejercido -y sigue haciéndolo- en régimen de monopolio, pero que ahora se ve seriamente amenazado, por un lado, por Microsoft y, por otro, por TikTok.

Pero vayamos por partes, como diría Jack el Destripador, y comencemos por los resultados del Grupo del primer trimestre, publicados en la tarde-noche del martes. Lo más preocupante, como hemos dicho antes, fue el estancamiento de los ingresos publicitarios, que no superaron los 54.548 millones de dólares, frente a los 54.600 millones de marzo de 2022.

La percepción empeora, sin embargo, si los comparamos con los ingresos del trimestre inmediatamente anterior, que alcanzaron los 59.042 millones de dólares y que entonces encendieron las alarmas en la compañía que dirige Sudar Pichai. Una caída significativa del 7,6%, insistimos, del motor del negocio del Grupo: la publicidad en Google y en YouTube.

Los ingresos totales, en cualquier caso, aumentaron un 3% y alcanzaron los 69.787 millones de dólares, lo que no impidió que el beneficio neto cayera un 8% y no superara los 15.051 millones de dólares. El beneficio operativo, por su parte, fue de 17.415 millones, un 13% inferior al obtenido en marzo de 2022, según la compañía, por el aumento de los costes provocado por los 12.000 despidos (6% de la plantilla) anunciados en enero (2.000 millones de dólares en indemnizaciones) y por la rescisión de contratos de alquiler de oficinas (otros 500 millones de dólares).

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Como hemos señalado al principio, 2023 será un año clave para Google que, por primera vez se ve amenazado por la competencia, concretamente de Microsoft y su ChatGPT y la publicidad que se está pasando a los vídeos de TikTok. Efectivamente, la IA de Google no está tan desarrollada como la de Microsoft y, aunque lo llegara a estar, no podría integrarse en el modelo de negocio de la compañía, según el creador de Gmail, Paul Buchheit.

La situación es inédita para el buscador y, de momento no está encontrando la manera de salir airoso de ella. A Pichai, hasta el día de hoy, sólo se le ha ocurrido fusionar Brain y DeepMind, las dos divisiones de IA del Grupo, en una sola llamada Google DeepMind, con el objetivo de acelerar el desarrollo de la inteligencia artificial, pero ya veremos si lo consigue.